Lo que comúnmente y muchas veces desde la ignorancia sobre su verdadero alcance llamamos la «edad del pavo», plantea interrogantes cada vez más preocupantes. Se trata de una etapa de cambio que todo ser humano atraviesa, cada uno a su manera, y que en muchas ocasiones lleva al adolescente a sentirse incomprendido o a quedarse atrapado en dilemas propios de esta etapa. Nos reunimos con Kepa Torrealdea, sicólogo y coordinador del programa de atención telefónica para adolescentes Zeuk Esan para tratar de dilucidar las inquietudes que les rodean.

Antes de profundizar en las principales problemáticas de la adolescencia, conviene entender el contexto general de esta fase, que se caracteriza por los cambios a los que el adolescente debe enfrentarse. «Fundamentalmente va a encarar una forma de estar en la vida distinta a la del niño en un tránsito hacia la vida adulta», explica. En ese recorrido, se encuentran frente a frente con cambios a todos los niveles: sicológico, emocional, sexual, de relaciones y de entender la vida en general.

Todo ello genera en estos jóvenes incertidumbre sobre lo que les espera en el futuro. «El adolescente tiene ganas de comerse el mundo, pero por otra parte tiene la sensación de que el día a día le resulta un poco menos claro que antes», concreta. Esta inestabilidad hace, asimismo, que la personalidad de los chavales no esté muy definida durante esta fase lo que a su vez les hace más vulnerables a los cambios. El camino a la madurez se convierte así en una especie de bucle en el que la confianza en uno mismo y en el entorno más cercano juegan un papel clave.

Acoso machista y bullying

No obstante, Torrealdea remarca que la adolescencia también es una cuestión social por lo que el cambio hacia una vida «moderna» ha hecho que los problemas típicos de esta etapa de la vida hayan variado e incluso se hayan agravado. El bullying y la violencia de género se han convertido en los problemas más comunes actualmente.

Respecto al primero, explica que a pesar de ser una constante a lo largo de la historia, la gravedad que está teniendo en algunos casos hoy en día no tiene precedentes. «Son casos en los que se rozan los extremos y a uno le hace pensar que realmente la forma de relacionarse entre iguales ha cambiado. El fenómeno de la exclusión se ve de una manera mucho más cruda», sostiene.

La violencia de género también es un problema que actualmente genera gran preocupación entre los profesionales. Matiza que se trata de una violencia de carácter más emocional que físico: «chicos que pretenden controlar la vida de la chica de una manera excesiva, controlando el teléfono de una manera que no tiene nada que ver con el amor pero que muchas veces las chicas confunden con el ‘amor romántico’», relata. Ante esta creencia cada vez más arraigada, sostiene que es necesario discernir lo que son muestras de dominio, que nada tienen que ver con el amor. «El amor tiene que ver con el respeto y la libertad», incide.

Una clara muestra de hasta qué punto llega a asumirse este control es que los casos que llegan a Zeuk Esan casi nunca llegan de mano de las afectadas, sino de su círculo de amigas. Explica que «sí se ve que hay un porcentaje elevado de chicas que se da cuenta perfectamente de que esto no tiene que ver con el amor, pero quienes la padecen están enganchadas a una situación de acoso, tienen absolutamente distorsionada la percepción».

En esta línea, se muestra preocupado por la normalidad que a veces se percibe en las adolescentes frente a estas situaciones. «La paradoja es cómo algunas chicas se dejan. La actitud que toman algunas chicas de hacerse querer de una forma romántica mal entendida lleva a pensar que los medios de comunicación, el estereotipo de la mujer, están dando su frutos. Lo que antiguamente eran cuentos de princesas parece que ahora tiene una connotación moderna en papeles donde el chico es un joven musculado y poco más y la chica es una joven super atractiva y poco más».

Respecto a la tipología de los problemas, Torrealdea explica que se da una clara diferenciación entre chicas y chicos. Las adolescentes tienden a compartir más y la problemática es de un calado más emocional y profundo. En el caso de los chicos, sus preocupaciones suelen estar ligadas al sentimiento de pertenencia al grupo. Es en los momentos en los que la cuadrilla, la «segunda familia» en la adolescencia, empieza a tambalearse y se percibe una pérdida de valores como la lealtad cuando comienzan a sentirse inseguros.

Límites construidos en común

El principal dilema de las familias radica en cómo actuar ante este tipo de situaciones. Escuchar es la condición fundamental, según apunta este sicólogo. «La posibilidad de que un adolescente tenga alguien que le escuche incondicionalmente es un valor en sí mismo», plantea. Añade que es importante no atosigar con los consejos y dejar que estos jóvenes busquen sus propias salidas: «no podemos echar mano de los consejos indiscriminadamente porque al final les rayamos la oreja a los chavales», apostilla.

También recomienda comprender que se trata de una fase en la que los adolescentes reniegan de los adultos, no se fían demasiado, pero a la vez necesita mucho de ellos. Por ello resulta fundamental que los mayores jueguen un papel de acompañante en el proceso de empoderamiento para que los chavales busquen sus propias soluciones.

«El tema de los límites está muy de moda ya que estamos en una sociedad sin límites porque los adultos no hemos sabido configurar una forma de relacionarnos donde el respeto por el otro, la solidaridad, que son una modalidad de límite, perduren», dice en forma de autocrítica. Por ello defiende que los límites no deben establecerse «por lo militar» sino predicando con el ejemplo. «Si fuerzas la máquina con órdenes cuando tu realmente no cumples, probablemente no tengas demasiado ascendente moral para predicar».

En definitiva, recalca la necesidad de mostrar las humanidades de cada cuál, también de los adultos, y dejar que los límites se construyan en común, desde el diálogo y la empatía. Con ello, será más fácil aprobar el examen más importante a la hora de tratar con adolescentes: «no fallarles a la primera».

 

Haurtzarotik helduarora igarotzeko profesional lantalde oso bat bidelagun

Nerabezaroan gazteek burua zalantzaz beteta izaten dutela nabarmentzen du Kepa Torrealdea psikologoak, horregatik da hain garrantzitsua galdera horiei erantzuna ematen joateko laguntza izatea, betiere garai horretan bereziki sentiberak izan ohi direla kontuan izanda. Helburu horiek guztiak betetzeko xedearekin sortu zen 2011n nerabeentzako esku-hartze komunitarioko programa Urretxu-Zumarragan. Diziplina ezberdinetako profesionalek osatzen dute, hala nola osasun zentroko langileek, kale hezitzaileek, ikastetxe guztietako irakasleek, Gazte Bidean zerbitzuko langileak, gizarte zerbitzuetako teknikariek, Udaltzaingoak eta Ertzaintzak. Nerabeen artean osasuna sustatzea dute xede, eta horretarako organismo ezberdinen koordinazioa hobetzen saiatzen dira, bakoitzak bere esperientziatik ezagutza partekatzeko. Sustatzaileek azaltzen dutenez, nerabeen artean kezka nagusia hau izan daiteke: nola, noren eta zeren bide-laguntzarekin aurre egin aldaketei, ume izateari utzi eta heldutasunerako biderantz. Gurasoena, aldiz: nola lagundu aldaketa horiek modu arduratsu batean egin ditzaten.

Zalantza horiek argitzeko antolatzen dituzten ekimenetako bat da joan den astean Internet erabiltzearen arriskuei buruz egindako hitzaldia. Gaiak interesa pizten duela agerian gelditu zen, aretoa bete egin zen eta asko izan ziren hitzaldia amaitzean gurasoek egindako galderak eta partekatutako kezkak. Osasun arloan elikadurarekin eta adikzioekin (drogen eta jokoen inguruan) lotutako ekintzak antolatzen dituzte, baita emozioen kudeaketari buruz ere. Beste helburu garrantzitsu bat emaginaren zerbitzua gazteengana gerturatzea da.I.O.