Las bolsas europeas subieron ayer convencidas de que los tipos de interés se moverán pronto al alza en Estados Unidos, por primera vez desde 2006. También supieron que el BCE va a aumentar el programa de estímulos en diciembre. Ambas decisiones aparecen implícitas en las actas publicadas de las últimas reuniones de los bancos centrales, por lo que es inevitable acomodarse al cambio de paso exigido con el nuevo escenario. En Estados Unidos, la economía marcha moderadamente bien, aunque sin acabar de acelerar al máximo, mientras que en Europa la inflación no termina de apuntar, ni de lejos, una tendencia sostenida hacia el objetivo del 2%. Además, la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los precios de la energía y los alimentos, tampoco responde a las expectativas y eso parece determinante para justificar una nueva vuelta de tuerca en el programa de compra de deuda, tanto para la calidad de los activos como por el volumen de adquisición. Si no se tomaran en diciembre ninguna de las dos medidas, la sorpresa sería mayúscula en los mercados. Por tanto, ya parecen admitirse ambos movimientos como inevitables, e incluso hasta saludables. El Ibex recobró el impulso del martes y se fue hasta los 10.354,70 puntos, tras avanzar un 0,91%. En Europa, París (+0,17%) fue el índice más remiso, frente a las ganancias de Fráncfort (+1,17%) y Londres (+0,81%). En el Ibex, contó mucho el músculo de la banca. Caixabank, Sabadell y Popular subieron más de un 2%, mientras que Santander avanzó un 1,98%, y BBVA, un 1,65%. El mejor de la jornada era ArcelorMittal (+2,72%). En lo negativo, destacaron OHL (-4,75%) y Abengoa (-4,08%). En el CAC, también ArcelorMittal (+2,45%) encabezó las subidas.