El periodista gasteiztarra y entrenador de baloncesto Jon de la Presa escribía en una página perdida de un foro de internet, que el salto que daba Darío Brizuela del Easo al Estudiantes, allá por el año 2011, le iba a venir bien al jugador donostiarra. «Aún es prematuro que debute en la ACB, pero llegará su momento. Para entendernos, es un jugador que tiene mucha cara, pero en un buen sentido, porque no se achanta. Tiene muchas cosas por pulir, pero creo que llegará. ¿Hasta dónde? Eso ya depende de él», decía.

En aquel año 2011, Brizuela se proclamaba vencedor de las Series Colegiales ACB con el instituto Usandizaga, y era designado MVP, y ya muchos ojos avizores que contemplaban aquellas series finales notaban las aptitudes de aquel muchacho que coincidía con Mikel Motos en el Easo, pero a diferencia de su compañero de equipo, decidía tirar hacia Madrid, a Estudiantes, en lugar de ingresar en las filas de Gipuzkoa Basket.

Una rosa con espinas

Su debut en la ACB llegaba en la temporada 2012/13, siendo Txus Vidorreta quien le diera la alternativa, pero ha sido esta temporada cuando, de la mano del técnico Diego Ocampo, ha consolidado su sitio en la ACB, después de pasarse la campaña 2013/14 en el Peñas Huesca, de la Liga LEB Oro, junto con su gran amigo y compañero de Estudiantes Edgar Vicedo. Brizuela, con 12 puntos, dos rebotes y dos asistencias de media en la LEB, no terminó de encajar con Quim Costa, que lo veía talentoso, pero inconstante.

Porque no hay rosas sin espinas, el juego de Darío Brizuela despertaba y despierta a día de hoy, no pocas dudas. El donostiarra es algo bajito para jugar de escolta –1,88 metros, lejos del 1,96 con el que algún amigo lo talla vía Wikipedia– y quizá demasiado volcánico para ser base a tiempo completo. Xavi García, exentrenador ayudante de Gipuzkoa Basket y espectador de lujo en aquellas Series Colegiales de 2011, advertía a este periódico que «Darío debe divertirse y ser él mismo. La cuestión es que a los entrenadores nos gusta jugar con los jugadores a intentar convertirlos en lo que no son».

«Me preocupa que aprenda a jugar con pausa, no siempre se puede jugar “¡bum, bum, bum!” Hay que saber acelerar y desacelerar, y si lo aprende podrá hacer una buena temporada. Cero presión e ir mejorando, y si nos la jugamos con él y se equivoca, no pasa nada. Los resultados son preocupación para el entrenador», añade Diego Ocampo. Sobre todo después de que el combo guard donostiarra liderara el único triunfo que, hasta la fecha, suma Estudiantes. Brizuela se descolgó con 25 puntos y 6 de 6 en triples, cuando el tiro lejano no es su fuerte. Pero este estudiante de psicología es un ferviente admirador de Kobe Bryant, y por eso se va ganando el apodo de «Mini Mamba», en honor a su jugador preferido, que debutaba en la NBA a los 18 años y siempre repetía el lema «confía en ti mismo».

El tapón a Llull

Mucho ruido y más nueces. En el derbi madrileño, Brizuela paraba un contragolpe de Llull clavándole un taponazo y desafiándolo, provocando que un veterano como Felipe Reyes se le encarase, para regocijo de la «Demencia»... y de Darío Brizuela. «Soy un jugador temperamental. Lo siento si he molestado a alguien», se disculpaba después. ¿Fue el germen de un «villano preferido»?

Brizuela promedia nueve puntos y su equipo coquetea con el hoyo de la Liga ACB, por mucho que a Darío y a Juancho Hernangómez se les agasaje con reportajes como este. No por ello se asustará la «Mini Mamba», y le dará igual quién se pueda interponer en su camino. Se la jugará igual.

Gipuzkoa Basket no podrá contar con Llompart en su visita a Valencia

Gipuzkoa Basket está atravesando por un arranque de temporada calamitoso. Con un balance de 0-6 en su casillero, los de Jaume Ponsarnau preparan su visita a la cancha de un Valencia Basket que, casualidad, aún no ha perdido ningún partido, ni de Liga ni de Eurocup.

Para más inri, los donostiarras, que han afrontado una semana «muy dura» a causa de los problemas físicos y la derrota ante Fuenlabrada, no podrán contar con Pedro Llompart, aparte de la conocida ausencia de Mikel Motos. Asimismo, tando Lawrence como Grimau han padecido distintas molestias a lo largo de la semana, aunque sí se espera que vayan a jugar.

La «falta de consistencia los 40 minutos», la ausencia «de inspiración, lo que obliga a que el grupo deba ofrecer mucha calidad en su concepto de juego todo el partido» y «la losa que supone la forma en que nos desenfocamos tras los minutos de inconsistencia» fueron los tres mayores problemas que identificaba el técnico donostiarra.A.G.