Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Un paseo por el bosque»

Un viaje a ninguna parte

De sobra es conocida la predilección de Robert Redford por los paisajes agrestres y dotados de una lírica especial. Consciente de su obligado crepúsculo, la octogenaria estrella de Hollywood ha encontrado en el personaje del escritor Bill Bryson al que da vida en la gran pantalla, el vehículo interpretativo idóneo para elaborar un personaje cuyos rasgos son coherentes con buena parte de los papeles que ha encarnado a lo largo de su dilatada trayectoria. Si esto último figura entre lo más destacable que podemos encontrarnos en este viaje hacia ninguna parte, ¿qué podemos decir del actor al que corresponde darle la réplica entre secuencia y secuencia? la respuesta, teniendo presente que se trata del gran Nick Nolte el encargado de completar las dos partes de este duelo actoral, es sencilla: Redford queda eclipsado por la volcánica presencia de un Nolte que hace lo que puede con el rol de viejo huraño y buscavidas que le ha correspondido y la no menos poderosa escenografía de los Apalaches. “Un paseo por el bosque” está basado en las experiencias que plasmó sobre papel el prestigioso autor de libros de viajes Bill Cryson a lo largo de una odisea crepuscular que le llevó a recorrer una ruta montañosa que se prolongó durante 3.500 kilómetros. En su ruta, el protagonista contó con una mochila y la compañía de un viejo amigo al cual no había visto hacía mucho tiempo. Teniendo presentes estos condimentos, el desarrollo elaborado por el realizador Ken Kwapis se muestra como una simple y amable comedia que transita sin excesivos riesgos y que depende en todo momento de los encuentros y desencuentros que protagoniza el dúo protagonista en cada una de sus escalas. Siendo un poco malévolos podríamos considerar este filme como una variante montañera y descafeinada de “La extraña pareja” protagonizada por los irrepetibles y muy extremos Jack Lemmon y Walter Matthau.