La reivindicación exige una remontada memorable
Los futbolistas con menos minutos intentarán voltear el 3-0 de la ida. Iñigo Barrenetxea podría jugar de inicio.

EIBAR - PONFERRADINA
Hay muchas formas de afrontar la Copa. Un camino corto hacia un título para los equipos más pudientes, una posibilidad de hacer caja y llegar por una vez a la primera plana para los más modestos, un incord io para plantillas con efectivos limitados y apreturas clasificatorias... Y un campo de pruebas con consecuencias menos dramáticas que la Liga en caso de error. Es decir, minutos de calidad para futbolistas en busca de reivindicación que no acaban de hacerse un hueco en los esquemas de sus entrenadores.
Es el caso del Eibar que, ahora ya en Primera, no tiene demasiadas expectativas en el torneo. Las posibilidades de un largo recorrido se ven exiguas y las estrellas ya visitan Ipurua cada dos semanas. Poco que rascar por ese lado, por tanto. Pero la competición sí tiene atractivo para el entrenador, que encuentra aquí un buen «laboratorio» y sobre todo para los futbolistas que siguen la mayoría de los partidos desde el banquillo, cuando no desde la grada.
Lo cierto es que su primer intento resultó frustrante, con una derrota contundente y una actuación en consonancia. Ni los meritorios ni los pocos habituales que actuaron en El Toralín estuvieron a la altura de las circunstancias ante una Ponferradina que les pasó por encima dando la sensación, además, de hacerlo sin excesivo esfuerzo.
Eso provoca que la segunda prueba multiplique su dificultad. La reivindicación exige hoy una remontada memorable. Y prácticamente inédita en la historia copera del Eibar. Solo una vez han conseguido los azulgranas voltear un resultado tan amplio en la competición del k.o. En la temporada 71/72, ahí es nada, cuando cayeron por 3-0 ante el ya desaparecido Júpiter Leonés, para golear después (6-1) en la vuelta. Desde entonces, solo otras tres veces ha podido el Eibar remontar un marcador adverso, siempre menos contundente. Ni siquiera con los empates le ha ido mucho mejor. Desde su primera participación copera, hace más de cuatro décadas, solo en ocho ocasiones ha sido capaz de superar una eliminatoria tras haber empatado en el primer partido.
Dos jugadores del filial
Esa papeleta le toca hoy a un equipo difícilmente reconocible, en la que incluso es probable que aparezcan un jugador del filial. Iñigo Barrenetxea, que ya debutó con el equipo el pasado mes de noviembre en los últimos minutos del encuentro frente al Getafe, podría jugar hoy de inicio, acompañando a Escalante, Dani García o Adrián –es más difícil que nunca adelantar los planes de Mendilibar– en el centro del campo. En el banquillo estará, además, Asier Etxaburu, aunque no Thaylor Lubanzadio, inicialmente convocado pero que, al sufrir una sobrecarga durante el entrenamiento con el Vitoria, se quedó finalmente fuera de la lista definitiva.
También seguirán el encuentro desde la grada Capa, Saúl y Juncá, con muchos minutos en las piernas. De entre los habituales, es probable que solo Ramis, Pantic y Escalante o Dani jueguen de inicio.
La puerta a cero, requisito indispensable
Decir que es imposible no sería cierto pero indudablemente el reto del Eibar es muy complicado. Debe marcar cuatro goles. Y no encajar ninguno, algo que recalca José Luis Mendilibar.
«La Ponferradina baja fuera de casa –recuerda– pero con meter un gol casi lo tienen hecho. La idea es que no marquen». Lo ideal, además, sería abrir la lata cuanto antes. «Meter pronto, claro, pero eso cómo se hace. Sobre todo que no te metan –insiste–. Empezar a tope, jugando en campo contrario, no dejándoles respirar y a lo que nos dé el cuerpo. Si en ese rato somos capaces de hacer un gol, mucho mejor, porque la cabeza trabaja mucho. Si marcamos en el primer tiempo nos dará fuerzas para seguir peleando», subrayó el técnico, optimista tras haber recuperado las «buenas sensaciones» ante el Valencia, aunque hoy jugará con un equipo muy diferente. A.U.L.
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