OLAIZOLA-URRUTIK. 22

ALTUNA III-MERINO II 13

Dicen que no es fácil mantener el orden en un corral con dos gallos, mucho menos si uno de ellos está en pleno proceso de aclimatación, pero Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea apenas han necesitado una semana de entrenamientos para ajustar sus engranajes y conformar una pareja que asusta si son capaces de mantener el nivel exhibido ayer ante otra pareja de postín, la formada por Jokin Altuna y David Merino que, para nada jugaron un mal partido, pero terminaron desesperados ante la solvencia de los de Asegarce.

Se esperaba mucho del partido de ayer, pero el equilibrio, ese elemento indispensable en todo gran encuentro, solo aguantó en la primera decena de peloteadísimos tantos –en los dos primeros se cruzaron 110 pelotazos–, justo los que Aimar Olaizola necesitó para calibrar su gancho de zurda, el arma con la que consiguió desequilibrar.

No estuvo del todo fino el de Goizueta en su reaparición en Urretxu, pero ayer fue el complemento ideal de un Mikel Urrutikoetxea que no concedió apenas opciones para que Altuna pudiera exhibir su amplia gama de recursos ofensivos.

La química, sin embargo, se hace patente sobre todo cuando hay que bajar el culo y defender y ahí mostraron un gran acoplamiento los de Asegarce.

Impotencia azul

Con Aimar mucho más encanchado, las rápidas piernas de Urrutikoetxea sirvieron para cubrir el txoko, su aire para no dar un paso atrás y como se sintió muy cómodo con las pelotas de salida que hubo en juego, los azules desesperaron en la búsqueda de grietas en la sólida defensa de los colorados.

Y así, en cuanto el infernal ritmo en el que se jugó el duelo pasó factura, Aimar Olaizola aprovechó las opciones que fueron apareciendo para desnivelar la balanza de su lado. Un parcial de 10-2 minó la resistencia de Altuna-Merino, que parecen atascados tras su gran debut.