Cuando ir de compras se convierte en una forma de ocio
Piense qué cosas hace en su tiempo libre. Piense ahora cuanto se ha gastado para poder hacerlo. Que el ocio y el consumo están relacionados es un hecho, y este se magnifica en época de rebajas.

En invierno los centros comerciales se llenan de gente, y si es época de rebajas, mejor que mejor. Hace frío y, entre cuatro paredes, hay actividades para todos los gustos: cines, bares, máquinas recreativas y tiendas, sobre todo tiendas. Habrá a quien le parezca incomprensible pasar el día libre en un centro comercial, pero la realidad es que el consumo y el ocio están relacionados.
Por otro lado, está el factor de que la sociedad no solo compra las cosas meramente necesarias sino también las que cree necesarias. «El imaginario actual de la sociedad es tremendamente consumista. En los últimos 20 años, la sociedad Occidental se ha acostumbrado a funcionar a través del crédito y la obtención de una serie de elementos que le permitían decir que su estatus estaba en un nivel X», asegura el sociólogo Jakue Paskual. Aunque con la crisis el consumo se haya relativizado, no hay que olvidar que las «inercias sociales» no son fáciles de cambiar. «La gente joven está creciendo en una sociedad altamente consumista y competitiva, pues así les hemos educado».
Y es que, aunque los datos digan que este año los comerciantes esperan que las ventas en las rebajas aumenten, un estudio de Fintonic apunta a que los ciudadanos del Estado español reducirán un 12% sus gastos para afrontar la cuesta de enero, producida por la ola de compras navideñas. Las familias preven gastar menos dinero en su vehículo, bares y restaurantes y supermercados pero, por el contrario, sí prevén gastar dinero en ropa y complementos. Precisamente son esos productos los que se venden en la mayoría de los establecimientos que se suman a la época de rebajas.
Y es que los bajos precios pueden impulsar a la gente a que compre hasta el punto de convertirse en una adicción. «Hay compradores compulsivos. Es similar a lo que puede ser una ludopatía. ‘Yo quiero esto, lo quiero, lo quiero porque tengo que estar a la última’. Y entonces adquiero ese objeto que subjetivamente entiendo que lo necesito», explica el sociólogo.
Tal y como explica a GARA, hay dos formas de consumir en las rebajas, una mucho más saludable que la otra. Por un lado, hay quien espera a las rebajas para adquirir un producto que con su precio sin rebajar no hubiera podido comprar. A menudo se aprovechan los descuentos para comprar futuros regalos para otras personas. Por otro lado, está quien necesita «calmar el ansia, porque parece que cuando adquirimos algo nos tranquilizamos y ya no nos preocupamos por ello», síntomas que pueden compararse a cualquier adicción.
Para prevenir las compras compulsivas, la organización de consumidores y usuarios de la CAV EKA-OCUV anima a seguir «pautas de sentido común» en las compras que realicen durante estos días. Así, aconseja fijar un presupuesto «razonable». «Hay que pensar bien los productos que necesitamos o nos apetecen y el dinero que nuestra economía nos permite gastar», aseguraron desde la asociación. Para quienes ya se hayan decidido a comprar algo el consejo es que guarden el justificante de compra pues en la mayoría de los casos será necesario para realizar cualquier cambio o devolución dentro del plazo estipulado.
Ocio casi gratuito
A pesar de que el ocio consumista o el ocio relacionado al consumo está a la orden del día, no hay que olvidar que también se puede optar por otro tipo de ocio. «El ocio de montaña, por ejemplo, es asequible. Hay un coste mínimo para poder disfrutar de un paseo por el monte», comenta Paskual. Lo que pasa es que depende de los niveles en los que el usuario practique el deporte los materiales utilizados pueden costar más o menos, y también depende de la persona misma determinar si necesita, objetivamente, nuevo material o no.
Aunque el sociólogo cree que la mayor parte de la gente participa del consumismo, es optimista al pensar en los pequeños y (casi) gratuitos placeres de la vida: «hay personas que buscan un ocio más participativo, de no gastar tanto, de ir a su aire, hacer las cosas de otra manera. La gente es capaz de vivir con menos y, de hecho, muchas veces disfrutamos de cosas que no nos cuestan prácticamente nada y cualquiera se lo puede permitir, como dar un paseo o tomarte un zurito viendo la puesta de sol».

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