Neskutz Rodríguez
Portavoz del Grupo Juntero Podemos Bizkaia
KOLABORAZIOA

«Podemismo» y empoderamiento

Ha pasado justo un mes desde las últimas Elecciones Generales celebradas el 20D; un mes desde que Euskadi y el resto del Estado español se pusieran patas arriba. Los espectaculares resultados obtenidos por Podemos, y sobre todo, por Podemos-Ahal Dugu en Euskadi, rompiendo todas las previsiones y dando un salto cuantitativo importante desde las elecciones a Juntas Generales en mayo de 2015, han dado lugar a un sinfín de análisis electorales de lo más variopintos.

Para explicar este salto, la irrupción de Podemos en las Cortes Generales, y el hecho de haber sido la formación que más votos ha obtenido en la CAV, incluso por delante del PNV, se han esgrimido diversos argumentos pero que comparten en esencia el mismo núcleo central de estereotipar a la ciudadanía y a las personas votantes como infantiles y gente sin criterio que se mueve en base a seductoras campañas de marketing.

Una de las líneas más recurrentes en las últimas semanas ha sido entender el aumento de Podemos-Ahal Dugu exclusivamente como un trasvase de votos de EH Bildu o del PSE. Vamos a ver, si entendemos que las personas votantes somos libres, con criterio y que sabemos detectar cuáles son nuestras necesidades, el trasvase de votos es algo normal y lógico que se da, y que cabe esperar, de sociedades maduras y con capacidad y de libertad de elección. Ahora bien, este argumento no es válido para explicar exclusivamente la cantidad de votos obtenidos por Podemos-Ahal Dugu: los números no dan, los votos perdidos de EH Bildu no son exactamente los ganados por Podemos Ahal Dugu, puesto que Podemos ha ganado bastantes más votos de lo que la izquierda abertzale ha perdido. La teoría del voto prestado para desgranar la situación política parece bastante pobre e insuficiente.

La otra visión absolutamente desenfocada por parte de algunas personas ha sido la ausencia de un relato que incluyera el 15M. Es cierto que esta movilización no tuvo tanta repercusión en Bizkaia ni en Euskadi como en otros lugares emblemáticos y mediáticos como fueron Madrid o Barcelona, o más bien la tuvo de otra manera, porque la indignación no eclosionó de manera desbordante. Y esto fue así, en parte, gracias al trabajo que los movimientos sociales, tejido asociativo y entidades del tercer sector que llevaban ya décadas canalizando, reclamando y visibilizando las diferentes injusticias que el 15M supo sincronizar. De hecho, los procesos de indignación social impregnaron también a un amplio sector de la población vasca; aquí el 15M sí tuvo impacto, otro impacto, que residió en la capacidad de ajustar todas las diferentes luchas y convertirlas en una sola capaz de aglutinar, al mismo tiempo, a personas con visión crítica y política y a una parte de la sociedad que se encontraba cansada.

Se ha querido dibujar una fotografía de la situación política donde Podemos aparece representado como el partido con votos prestados y con un slogan fácil. Una moda pasajera. Si sólo somos capaces de verlo así, es que estaremos menospreciando la presencia y la existencia de una nueva realidad política. Peor aún, estaremos obviando la actual coyuntura socioeconómica, sin ser capaces de entender que las prioridades y los problemas de sectores amplios de nuestro territorio han cambiado, que las preocupaciones principales son el empleo y el bienestar social, y que el desarrollo de las identidades con respecto a la nacionalidad, entre las personas más jóvenes, son más complejas y contradictorias que en décadas anteriores.

Lo cierto es que el «Podemismo» ya está en marcha, es un fenómeno social y político, que ha irrumpido con fuerza y para quedarse. De hecho, Podemos- Ahal Dugu ha sido la fuerza hegemónica dentro del campo de las fuerzas del cambio en estas elecciones. Pero sabemos que ese campo es diverso, plural y contradictorio en muchos aspectos. Y conviene seguir reforzando espacios de cooperación y colaboración para que, también en Euskadi, la mayoría social se convierta en mayoría política.

¿Quiere esto decir que estos resultados se van a repetir en futuras contiendas electorales? No tenemos la bola de cristal, pero está claro que en cualquier análisis debemos considerar los cambios de mentalidad e imaginarios que van operando de forma creciente en la sociedad vasca. Sin esas transformaciones, el paisaje queda bastante desdibujado.

En todo caso, los retos que Podemos Ahal Dugu tiene por delante son enormes; por un lado, mantener la atención en las preocupaciones de la ciudadanía, en la participación y el rescate, así como en aplicar y materializar derechos económicos, sociales y políticos, incluyendo el derecho a decidir. Y por otro lado, seguir creando una estructura sólida de organización, apoyándonos en los potentes movimientos sociales de Euskadi e incorporar la perspectiva de género, y a las mujeres, en todos los aspectos, porque sin mujeres no hay cambio, sin mujeres que participen y lideren las luchas y las reivindicaciones no hay futuro.