La única ventaja que tiene el fullero productor de cine de terror Jason Blum sobre el resto de sus colegas es que cuando fracasa pierde menos dinero debido a lo poco que invierte en sus películas. En “Jem y los Hologramas” ha apostado por un presupuesto de cinco millones de dólares con la intención de hacer una rentable franquicia musical, que a la vista de los pobres resultados en taquilla de la primera entrega difícilmente podrá tener continuidad. Le han fallado sus cálculos sobre el fenómeno fan, que quería explotar contratando como director a John M. Chu, responsable de las películas de Justin Bieber.

No se esperaban la reacción airada en las redes sociales de los frikis que hoy en día rinden culto a la serie original animada de los años 80, creada por la guionista de Marvel Christy Marx, con la cual no han contado para la película. No están de acuerdo con los cambios introducidos en esta actualización, que dice basarse legalmente en los derechos del producto propiedad de la marca de jugentes Hasbro, cuando en realidad es una copia de la película “Josie y las melódicas” (2001), a su vez inspirada en otra creación ochentera de dibujos.