Francia y Croacia comenzaron con buen pie su participación en la segunda fase, consiguiendo sendas victorias frente a Bielorrusia y Macedonia, respectivamente, lo que les permite corregir en parte los fallos cometidos en la primera. Ambos triunfos eran vitales para seguir disponiendo de opciones al título, especialmente en el caso de los actuales campeones continentales y mundiales, con poco margen de error tras perder contra los anfitriones en la primera fase.

Por eso, los de Claude Onesta salieron en tromba, dispuestos a enterrar cualquier atisbo de duda dejado por la derrota frente a Polonia, y especialmente su jugador franquicia, Nikola Karabatic, gris ante los organizadores, pero que ayer llevó su potencia ofensiva hasta los nueve goles. La escuadra gala arrasó a una inoperante Bielorrusia –la cara de Rutenka era todo un poema– en la primera parte, hasta el punto de solo permitirse encajar cinco goles.

Para el descanso, el encuentro ya estaba ventilado. Las quince dianas de diferencia eran un obstáculo insalvable para una Bielorrusia que, al menos, en la segunda mitad ofreció una imagen más acorde a su capacidad. Solo Khadkevich, con otros nueve goles, mantuvo el honor de los ahora colistas del grupo.

Duelo balcánico

Por parecidos derroteros transcurrió el duelo balcánico entre Macedonia y Croacia, con los segundos imponiendo su ritmo desde el principio –5-10 al cuarto de hora– y distribuyendo su poder ofensivo entre Sliskovic, Strlek y Maric, faceta que quedó en manos de Manaskov por el lado macedonio.

El único momento en el que se intuyó cierto equilibrio fue al final de la primera y comienzo de la segunda parte, cuando una tímida reacción de los de Ibica Obrvan, que echaron mucho en falta la colaboración en ataque de su estrella, Kiril Lazarov –cero de cuatro intentos–, les puso a tres (13.17), pero Croacia volvió a apretar hasta el final