Youth
Vi “Youth” de Paolo Sorrentino en Cannes y traté de hacerlo con la mirada limpia, sin dejarme influir por el poder de “La grande bellezza” y por el impacto que generó la película en los ojos de cinéfilos de todo el mundo. Sin duda alguna las reminiscencias, los residuos de esta, se han quedado para bien y para mal en la última creación del cineasta italiano. Hay quien la considera una obra menor, pero sería una injusta apreciación surgida de eso que reconocemos como vulgares comparaciones.
Sorrentino nos habla, en la línea reflexiva y temática de su obra anterior, de esa sociedad decrépita, “alta”, que mira, observa y actúa desde posiciones añejas y ciertamente alejadas de las necesidades básicas del resto de los mortales. Michael Caine y Harvey Keitel pasean por un escenario que están a punto de abandonar, moribundos y, Sorrentino nos los muestra de cerca, pero mediante la distancia de su estilo visual frío y elegante. De nuevo, su obra es visualmente esplendorosa, mimada y malcriada, rozando el videoclip grotesco… Los espacios funcionan como contenedores de personajes a los que asola la soledad y se preguntan dónde quedó la belleza de la juventud. ¿Qué es la juventud? Quizá las palabras del poeta William Wordswoth (1770-1850) atrapen algo de esa esencia que Elia Kazan dibujó en “Splendor in the Grass” (1961): «Nada nos devolverá los días del esplendor sobre la hierba, pero nos recordaremos y fortaleza hallaremos en lo que de ello nos queda». La juventud vino para marcharse.

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