Ariane KAMIO
DONOSTIA

Praileaitz I, entre el descubrimiento y la constante amenaza

El arqueólogo Xabier Peñalver y otros dos especialistas han sumado durante 2015 un total de cuatro meses de excavaciones en la cueva de Praileaitz I (Deba). En estos trabajos se ha profundizado en algunas galerías que permanecían colmatadas de sedimentos por el paso de los años y se han hallado herramientas del Paleolítico superior y fauna relacionada con ellas. La caverna prehistórica sigue, sin embargo, bajo la amenaza de la cantera de Sasiola.

El monte Praileaitz viene siendo investigada desde hace varias décadas por diferentes especialistas. La arqueóloga Eloísa Uribarri ya lo hizo en la década de los ochenta en la que se denominaba Praileaitz II, desaparecida ahora por la explotación de la cantera de Sasiola, pero fue a partir del año 2000 cuando Xabier Peñalver y otros arqueólogos tomaron las riendas de las excavaciones de Praileaitz I. Durante los primeros nueve años de labores arqueológicas, han sido numerosos los materiales que se han encontrado en esta caverna. Quizás los colgantes magdalenienses y las pinturas rupestres sean lo más relevante en la nómina de hallazgos, pero cabe recordar que en la cueva de Praileaitz I se han encontrado vestigios que indican que en el lugar hubo ocupación en diferentes etapas, desde los 9.000 años de antigüedad hasta los 80.000-100.000, epoca en la que estuvo ocupada en un primer momento por neanderthales y posteriormente por cromagnones. Otro de los hallazgos más recordados está relacionado con la actividad de un chamán en la caverna, que ejercía actividades rituales, a las que corresponderían los collares de colganes y otros enseres como lápices de ocre para pintarse. Entre los momenttos más antiguos de entre entorno a 100.000 años y la época más reciente de hace 9.000 existieron amplios periodos en los que la cueva no estuvo ocupada por el ser humano.

«A través de un estudio de la fauna –continúa–, se ha podido saber que, sobre todo en esas épocas de actividad de tipo ritual, probablemente estuviera ocupada por una sola persona que desarrollaba ese tipo de actividades. Durante los momentos en los que no están los humanos en la cueva penetran en ellas animales de diferentes especies en dependencia de los momentos, sean más fríos o más cálidos. En la época del chamán, el Magdaleniense Inferior, es una época fría», afirma.

La carencia presupuestaria obligó a los especialistas a abandonar las labores de investigación durante algunos años, pero el trabajo se retomó en el año 2013. Los arqueólogos ya habían advertido de que la cueva contaba con numerosas galerías colmatadas por sedimentos acumulados con el paso de los años y que también existía más de una entrada a la misma. Ese año se decidió intervenir una de esas galerías colmatadas, sabiendo que eran yacimiento y, por tanto, parte de la cueva. La investigación dio como fruto materiales mucho más antiguos que estaban colocados de manera que no podían haber llegado hasta allí desde el lugar donde se realizaron las excavaciones. «Tenían que venir de arriba», señala Peñalver. Es así que se decidió realizar una excavación inversa, hacia arriba, formando una especie de túnel de forma vertical. Y dio resultados. El túnel se abrió y salieron a la luz indicios de nuevas galerías y nuevos espacios. Y un pequeño horificio por el que entraba la luz. Praileaitz I tenía una nueva entrada.

Campaña excepcional

Un año más tarde, ya en 2014, las labores se centraron en la investigación de ese nuevo acceso, pero «por muy poco tiempo». Por lo que la campaña realizada en 2015 se centró exclusivamente en esa zona. Fue un año excepcional ya que, gracias al aumento presupuestario por parte de la anterior Diputación de Gipuzkoa, las excavaciones pudieron llevarse a cabo durante cuatro meses –julio-agosto y noviembre-diciembre–. «Es muy positivo en dos frentes. Uno, en el de la investigación, porque va a dar niveles de Paleolítico Superior y Paleolítico Medio; y, segundo, porque saldrán a la luz nuevos espacios que permitirán conocer más sobre los grupos humanos de esa época y se podrán definir mejor los límites de la cueva de cara a su protección. Porque en este momento no se contemplan esos espacios», señala Peñalver.

Entre los hallazgos más recientes abundan las piezas de sílex y restos de algunos animales. Durante la historia de Praileaitz I, cabe recordar que han ocupado la caverna diferentes especies animales, acordes con las características climáticas de cada época. Pueden encontrarse restos de renos, panteras, osos, zorros o lobos, entre otros.

Continúa la amenaza

La cueva de Praileaitz I, bajo cual transcurre el río Deba, continúa enfrentándose a su hasta ahora mayor amenaza; la cantera de Sasiola. La empresa Amenabar es la encargada de explotar la zona en la que se encuentra la caverna, un montículo vaciado de material en forma cónica y que ahora apenas conserva solamente la ladera en la que se encuentra el yacimiento prehistórico.

Han transcurrido ya varios años desde que diferentes grupos y especialistas hayan exigido la protección de esa ladera, pues es la única zona que sobrevive a las demoliciones de la cantera y en la que se encuentra la cueva de Praileaitz I. En estos momentos, la caverna cuenta con un perímetro de protección de 50 metros, una medida irrisoria teniendo en cuenta que los investigadores todavía desconocen la magnitud de la misma, al no estar en su mayoría investigada y al permanecer varias de sus galerías repletas de sedimentos arqueológicos. «Nosotros siempre hemos dicho que hay que conservar lo porquito que queda de la ladera que está protegida por la Ley de Costas. Se nos está acercando cada vez más la explotación», advierte Peñalver.

Para la historia queda aquel informe encargado por el Departamento de Cultura Gobierno de Lakua al prehistoriador francés Jean Clottes quien, viendo las características de la cueva, abogó por una protección completa de la misma. «Quedó en el olvido aquel informe». Además, los nuevos espacios encontrados en 2014, a partir del descubrimiento de la nueva boca, no han tenido su reeflejo en el decreto de conservación del Ejecutivo autonómico, con lo cual, legalmente no existen.

«Depende del desarrollo que tengan las galerías que están taponadas, podremos ver si la cantera ha afectado sobre ellas. Las nuevas galerías que están apareciendo se alargan cada vez más en dirección a la ladera, cada vez se acerca más hacia el corte de la cantera», afirma el arqueólogo. Y añade: «Aquí lo que va a pasar y lo sabemos todos, es que en un momento determinado esas galerías colmatadas de esta zona nueva que estamos exavando podrán permitirnos el acceso de muchos metros de desarrollo. ¿Dónde se van a quedar esos 50 metros de protección? Seguimos jugando con fuego desde hace muchos años», sentencia.

En 2016 continuarán las labores de investigación en Praileaitz, sin embargo, todo parece indicar que su duración se verá reducida de forma considerable. Se realizarán trabajos de campo pero durante un periodo de mes y medio.