Joseba ITURRIA
CICLismo

Angoitia no lo había visto todo

Dirige el Tusnad de Novak, presidente de su Federación y ciclista con pierna amputada que salió ayer en Valencia tras ser expulsado.

Sabino Angoitia (Lemoa, 1958) vive esta semana unas experiencias que no había conocido en su dilatada trayectoria ciclista como corredor y director en su regreso con el Tusnad continental rumano en la Volta a la Comunitat Valenciana, en la que la continuidad en carrera cada día de Carol Eduard Novak se ha convertido en un gran objetivo.

Es un caso único. Tiene la pierna derecha amputada desde 1996 tras sufrir un accidente de tráfico. Buscó en la bicicleta un estímulo para seguir adelante y en 2004 montó el Tusnad, único continental rumano. Tiene 39 años y además de ser el corredor más veterano en Valencia e impulsor del equipo es presidente de la Federación Rumana desde 2013. Lleva tres Juegos Paralímpicos, ha logrado medallas, y este año piensa participar en el cuarto en Río y quiere prepararse de la mejor manera.

Así ha logrado que su equipo sea invitado a la Volta a la Comunitat Valenciana, en la que el primer día se clasificó último en la crono tras darse un buen golpe en la pierna buena. El jueves llegó antepenúltimo al alto de Fredes y el viernes le obligaron a bajarse de la bicicleta a 40 de meta acusado de haberse subido al coche de Angoitia porque le habían visto quedarse y logró volver como cualquier otro al aprovechar la fila de los coches.

Novak montó en cólera, dijo que ni llegó a tocar el coche, amenazó con denunciar a los jueces por discriminación por entender que era descalificado por tener la pierna amputada y logró que admitieran su error y así pudo salir ayer, aunque no pudo acabar la etapa reina con final en Xorret de Catí, donde Poels se aseguró su victoria al ganar por delante de dos vascos, Beñat Intxausti y Jon Izagirre.

«Ha llegado hasta el kilómetro 100 y muerto se ha bajado. Nos han puesto un comisario al lado toda la etapa. Etapa dura, por cierto, este tío es un crack», dice Sabino Angoitia.

De la Forja al coche en unos días

Novak recurrió al representante donostiarra Unai Erentxun para que le buscara un director para Valencia y llamó a Sabino Angoitia, alejado del ciclismo desde que en 2011 acabara su etapa como director en Geox con la victoria en la Vuelta con Cobo.

Explica que «cuando terminó Geox no quería saber nada del ciclismo, me daba asco. Estuve un año jodido casi sin salir de casa. Al final la cabeza explota. La bici fue mi psicóloga, salía a la mañana y pasaba todo el día fuera y volvía a la tarde. He estado el último año y medio trabajando en una Forja cuando hay trabajo, donde más suciedad hay. Mi jefe me dice que le sorprende cómo trabaja así alguien como yo y me tiene el primero en la lista para llamar cuando haya trabajo. Acabé el viernes y el sábado me llamó Unai Erentxun para decirme que había un equipo rumano que no tenía director y que a ver si les echaba un cable en la Volta a Valencia».

«Tenía ganas de volver, estoy con tantas ganas que si me pasa otra vez lo de estos días me voy para casa. Son una gente buena, pero no tienen ni idea de en qué mundo viven. No tenían ni un coche para estar en carrera. He pedido uno a un equipo valenciano. No llevamos ninguna bici en la parrilla. Solo teníamos tres ruedas, dos delanteras y una trasera, y al cambiar ésta el chaval que tiene la licencia de director se la dejó en la primera etapa en línea en la carretera. Cuando me lo dijo me salí de la carrera y busqué otra ruta para ir hacia atrás a buscarla porque no podíamos perder una rueda que vale 300 euros y porque no teníamos más. Ya no estaba allí. Tuve que decir al de asistencia de Shimano que cuando pincháramos debía cambiar él la rueda».

Después de la carrera tiene que ir a comprar la comida para preparar el avituallamiento del día siguiente... Pero Angoitia trasmite ilusión, impresionado con la historia de superación de Novak: «Le ves quitarse la pierna ortopédica de andar en bici y ponerse la otra... Y está en una vuelta 2.1 con Purito, Aru y esta gente y está flipando. Cuando llegó el jueves arriba antepenúltimo se me abrazó emocionado, me dio las gracias por la moral que le daba. Me dice que tengo que ir con ellos a Rumanía, que me quiere de director por cómo soy. Tiene una moral a prueba de bombas. Me dice que me pone casa y paga todos los gastos, que me vaya con mi familia, pero no sé si estoy lo suficientemente loco como para irme con ellos. Por mi cabeza solo pasaba venir a Valencia, pasarlo bien y aprovechar la oportunidad para dejarme ver y demostrar que existo y que tengo muchísimas ganas de volver al ciclismo».