No se me olvida la fecha del cumpleaños de Jerry Lewis, porque coincide con la de mi hermana, que es el 16 de marzo. Lo que pasa es que no todos los años se cumple los 90, y con tal motivo el MoMa de Nueva York ha organizado una retrospectiva en honor de tan influyente cineasta y genio del humor. Si la noticia ya es de por sí importante, se le ha venido a unir otra si cabe más trascendental para la cinefilia en general, y es que la Biblioteca del Congreso de los EEUU ha adquirido su creación nunca estrenada “El día que el payaso lloró” (1972).

Se creía definitivamente perdida, dado que quedó incompleta por falta de financiación y litigios con sus autores literarios. En uno de los dos documentales que existen sobre el tema, el propio Lewis había declarado que no quería que se exhibiera públicamente. De hecho, en el contrato de cesión ha incluido una cláusula, por la que no podrá ser vista hasta dentro de diez años.

La espera va a convertir a este ignoto trabajo en una pieza de culto, si no lo era ya. Sobre la polémica a propósito de las posibles coincidencias con la muy posterior “La vida es bella” (1997), en un alarde de generosidad artística Lewis ha llegado a decir que Benigni le robó la idea, pero mejorándola. Al fin y al cabo la historia se basa en un hecho real.