M.I.
EL REGALO

Reinvención de la figura del acosador

Para debutar tras la cámara dirigiéndose a sí mismo, el actor australiano Joel Edgerton ha elegido una producción de bajo presupuesto y máxima rentabilidad, respalado por el rey del terror barato Jason Blum, que se está abriendo a otros géneros, y aquí prueba con el suspense sicológico. En realidad habría que hablar del subgénero de “acosadores”, tan popular en los años 90, y al que el nuevo autor quiere dar una vuelta de tuerca. A juicio del público lo ha conseguido, ya que la mayoría de espectadores que han visto la película dicen sentirse sorprendidos por sus constantes giros, aunque en opinión de parte de la crítica tal vez demasiados. La cuestión es que habiendo costado apenas cinco millones de dólares ya lleva recaudados más de cuarenta.

Joel Edgerton se reserva el papel de antagonista en un duelo interpretativo con Jason Bateman, que es el triunfador con el que vuelve a contactar nuestro perdedor, cuando aquel se muda desde Chicago a la soleada California. Fueron compañeros de la escuela, pero las atenciones y obsequios con que el teórico villano de la función colma a su supuesto amigo parecen esconder un oscuro pasado en común. La creciente cercanía se hará cada vez más inquietante.