GARA
ALBACETE
OSASUNA

Los rojillos se olvidaron todas sus virtudes en casa

Los navarros se vieron superados por un flojo rival en uno de sus peores partidos de la temporada.

ALBACETE 3

OSASUNA 1


Muy a su pesar, Osasuna hizo bueno el tópico y César Ferrando se estrenó con victoria en el banquillo del Albacete. Muy a su pesar, porque el principal responsable de la derrota fue, precisamente, el equipo rojillo, que cuajó uno de sus peores partidos de la temporada. Tanto como para verse claramente superado por un rival que tampoco necesitó mejorar el flojo rendimiento que viene ofreciendo a lo largo de todo el curso para reencontrarse con el triunfo dos meses después, nada menos, de su última victoria. Pinchazo, por tanto, al globo osasunista, que llegaba bien hinchado al Carlos Belmonte tras el alegrón del derbi. El aire se lo quedó un rival que, con los tres puntos, se aferra a la categoría.

Todo fue diferente al encuentro del pasado domingo. Empezando por la alineación. Y por el dibujo. Enrique Martín viajó con unas cuantas bajas y las afrontó recuperando un esquema con cinco defensas, lo que supuso la entrada de Martins y Maikel Mesa –el elegido inicialmente fue Manuel pero unas molestias durante el calentamiento le dejaron fuera de la convocatoria– en el equipo inicial. La apuesta se demostró errónea porque Osasuna fue peor que un rival que tampoco fue bueno. El técnico rojillo remodeló el equipo tras el descanso pero tampoco sirvió de mucho.

Se demostró pronto porque a los veinte minutos ya se habían adelantado los manchegos. Fede Vico botó un córner, Paredes tocó en el primer palo y Pulido firmó el 1-0 en el segundo. A la media hora aumentó la desventaja en una acción discutible porque Nauzet Pérez, que acabó tocando el remate de Fede Vico para meterlo en su propia portería, fue probable objeto de falta por parte de Pulido. Pero el gol subió al marcador para complicar la tarde a Osasuna. Que al menos fue capaz de rehacerse lo suficiente para inquietar a su anfitrión. Más aún cuando, al borde del descanso, Urko Vera cogía un rechace en la frontal del área para soltar un latigazo pegado a la base del poste.

El panorama cambiaba para la segunda parte. Y Martín quiso profundizar el cambio remodelando el equipo con la entrada de Pucko y Olavide y un dibujo más habitual. Por momentos pareció que lo iba a conseguir. Pero solo fue un espejismo. A cinco del final, el árbitro convertía en penalti una mano involuntaria de Torres y Rubén Cruz sentenciaba el choque. El único consuelo, los pinchazos de Alavés y Oviedo.