Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «El regalo»

Otra vuelta de tuerca al thriller sicológico de acosadores

El actor australiano Joel Edgerton debuta con buena nota como autor cinematográfico, gracias a un guion de manual al que sabe imprimir una serie de giros argumentales, más de una sorpresa y hasta un par de sobresaltos o sustos inesperados. Es su forma de actualizar o renovar el subgénero del trhiller sicológico de acosadores, que tan en boga estuvo entre finales de los años 80 y principios de los 90. Y para ello tiene muy en cuenta a Haneke y su “Caché" (2005), en lo referente a la creación de una atmósfera amenazante y de inseguridad que va resquebrajando la comodidad del modo de vida burgués.

No es ninguna casualidad que el protagonista trabaje en una empresa de ciberseguridad que ofrece protección informática a otras compañías. Así se pone sobre la mesa un tema de actualidad, al que se suma el concepto del triunfador impuesto por la sociedad capitalista, y el consiguiente cuestionamiento al que se encuentra sometido, bajo la sospecha de que todo hombre de éxito va dejando cadáveres a su paso, ya sea en sentido metafórico o literal. En el caso concreto del personaje encarnado brillantemente por Jason Bateman sí que guarda más de un fantasma del pasado en su ropero. Irán saliendo poco a poco con la llegada de un viejo compañero de instituto, que parece querer ajustar cuentas pendientes.

Y hasta ahí puedo contar, aunque lo bueno de “El regalo” es que dentro de su aparentemente previsible desarrollo siempre hay lugar para que el espectador sienta que le están pillando con la guardia baja. Al factor sorpresa contribuye la estupenda dirección interpretativa, con el propio Joel Edgerton prestándose al juego de falsas identidades a consecuencia de unas sicologías inestables, y cuya particular disyuntiva entre el supuesto sicópata y la víctima traumatizada se acaba aclarando finalmente en un sentido retrospectivo muy revelador.