«No cierro ninguna puerta a mi imaginación ni a experimentar»
Keu Agirretxea es uno de los guitarristas más completos que ha conido la música de Euskal Herria. Tras su paso por formaciones de fondo rockero como Governors, Fjord o Psychophony, cuenta también con una faceta más pausada, como muestra en el melódico «Nomadak eta kofrea»

La historia esquiva muchas páginas del conocimiento, por lo que es complejo aseverar si tal instrumentista es el más técnico, el más sutil, el más rápido y clasificaciones similares. La realidad es ambigua por mucho que parezca que no pueda serlo; no obstante, no nos importa equivocarnos al afirmar que Keu Agirretxea (quien vive en Ondarroa con su compañera Eskarne, su hija Nora de ocho años y su hijo Ian de cuatro) es un guitarrista capaz de medirse con los grandes. No es solo por digitación, es por el buen gusto, los recursos técnicos (diecisiete años de enseñante), la composición, la variedad de formas e incluso por sumar su voz.
Keu lleva desde jovenzuelo tocando la guitarra sobre un escenario. De una u otra forma está presente en cerca de una veintena de discos, el último “Nomadak eta kofrea” (Mauka Musikagintza). Este es el momento de caer en la tentación de aseverar que es lo más inspirado que haya creado. Por colaboraciones, composición y sentido melódico es lo más fluido y asequible que ha Agirretxea ha grabado. Asequible puede relacionarse con el peor lado de lo simple, lo comercial, pero no es el caso. Las ocho canciones son singles y sobre estas letras van dejando un poso en el que no vemos nada espurio, ni una pizca. Cada título es un toque de admiración por el calibre de la composición y la inspiración melódica.
En la escena musical el olvido es lo habitual, triunfan cuatro cosas evidentes y el resto a buscar la suerte, no queda otra, en la siguiente referencia. No debiera de ser el caso de “Momadak eta kofrea”, el disco que compite con toda la historia pop de Euskal Herria y hasta la frontera que uno quiera. Resulta complicado no dar un diez a canciones como “Zu berriro” (con la colaboración de Xabier Solano), “Gorde dut” (que rompe el alma), “Darwin”, “Zuhaitzen denbora” o la aún más espectacular “Bila”, una canción bilingüe al participar a la voz Jairo Zavala (Depedro), que nos recuerda mucho a Josetxo Bengoetxea de 21 Japonesas, corte que debiera ser un número uno estatal, latino...
“Nomadak eta kofrea” es un disco de melodías de luz, guitarras dulces de maestro con múltiples pulsaciones y ligeros toques de sintetizadores en un par de temas. “Esan eta erantzun” es otro diez delicado (colabora a la guitarra Pablo Novoa) y “Kristal blindatuak” le sigue en méritos, es la canción con más baile, puro groove redondeado por la notable voz de Izaro Andrés. Nada más escuchar el inicio de “Ura izotz” uno piensa en la posible colaboración de Mikel Erentxun, y sin conocerlo, sin leer ningún dato, ¡ahí aparece!
Keu toca guitarras acústicas y eléctricas y es la templada y dúctil voz. Carlos Noain, de Naica, colorea impecablemente un par de canciones con sus teclados. La batería la toca David Bao (O’Funkillo, Raimundo Amador...) y el bajo Javi Calambres (Superskunk, Bebe...). Los textos son de Mikel Etxaburu, Kirmen Uribe y Aiert Goenaga. El magnífico dibujo de portada es de Javier Bergasa. Un todo que ha logrado uno de los álbumes más delicados, audibles y preciosistas de los últimos años.
Por qué decide grabar con invitados, algunos lejanos. El anterior disco fue junto a Xabier Iriondo, de Milán con descendientes en Ondarroa, y resultó algo más experimental.
Ya que todo estaba quedando muy bien, decidimos poner unas guindas al pastel. Nunca he editado un disco con tantas colaboraciones, con estas canciones era la ocasión. Y como todo el mundo se animaba, ¡pues adelante!
Es un músico con un amplio abanico de recursos expresivos, mediante la voz y/o la guitarra, capacidad extraña a muchos guitarristas muy cerrados en su estilo, pero también uno se puede volver inestable en el sentido de estar buscando siempre algo diferente, nuevos retos.
Simplemente me dejo llevar. Creo que si estuviese tocando o creando la misma música me perdería un montón de sensaciones y experiencias que he vivido estos últimos años. No cierro ninguna puerta a mi imaginación ni a experimentar cosas nuevas. No puedo dejarlo dentro, lo tengo que expresar.
¿Sugiere los temas a tratar en las letras o queda el temario libre?
De todo un poco. Utilizo los poemas de Mikel Etxaburu o de Kirmen Uribe y las adapto a mi música, que creo que encajan muy bien. Y en el caso de Aiert Goenaga hablamos del tema y el escribe la letra.
Compone hasta concluir lo que inicia o va por tramos, buscando la inspiración. Además en este disco conviven muchos detalles, arreglos, así que parece que no ha parado de darles vueltas.
Hay temas que empiezo y las termino el mismo día. Otros son ideas sueltas que voy trabajando durante un tiempo. Mas adelante, cuando ya tiene forma voy haciendo arreglos. Normalmente no le doy demasiadas vueltas, me quedo con las primeras ideas o arreglos, las más frescas.
«Zu berriro» es un cañón, es de las que suenan como más a la moda: ya sabe, ahora casi todo tiene que ser bailable. Me llama la atención su buen falsete para doblarse, además de la segunda voz ajena, la templada voz de Xabi Solano.
Solano canta en los estribillos, hacemos un dúo juntos. Estos años he coincidido con él en diferentes proyectos: Gazta zati bat soinu banda, Herri bihurtu zaidan deserrian con Jon Garmendia... Hace años que suelo hacer falsetes, logro un efecto que funciona muy bien para la voz principal. Es el tema más fuerte del disco, ha quedado muy enérgico. Tiene una base contundente. Ya cuando empezamos en Madrid con las grabaciones, con este tema sabía que iba a quedar muy intenso y enérgico. Según íbamos grabando guitarras y voces crecía más. Luego está el trabajo de Haritz en Higain, son muchos años grabando junto a él y nos entendemos muy bien.
«Kristal blindatuak» es un tema que busca el calor bailable de la noche con el tono groove soul-funky. Bien cantado por su parte, solo de guitarra despejado, y también excelente Izaro Andrés con su voz.
Izaro es de Mallabia. Coincidí con ella el verano pasado en un concierto, tocábamos juntos en Bermeo. Cuando terminó el concierto sabía que teníamos que grabar algo juntos algún día. Tiene una voz cálida, muy especial y es muy buena persona. Me encanta su voz. El tema tiene mucho groove. Es el terreno fuerte de David y Calambres, me quedé helado viéndoles grabar. Cómo sonaban sin nada, sin micros y con solo el ampli de bajo. Grabé varias guitarras, no me he cortado a la hora de arreglar los temas. Hay varias eléctricas, acústicas, solos... La canción me pedía un solo largo, y así ha sido. A volar, ¡leña! Y en cuanto a la voz es un tema que tiene mucho juego, entonces es una gozada cantarla. Ha quedado muy fresco y fuerte también..
Álbum homogéneo, pero, a la vez, cada canción con su impronta. «Zuhaitzen denbora» se percibe en clave trip-hop, casi inimaginable en su estilo, o sí, ya no lo sabemos, pero es otra gran canción. Darle tanta bola a teclados y sintes ha sido un acierto.
Carlos Noain es un amigo de Hondarribia, toca en Naica. Trabajamos juntos en Bermeo, en la escuela de música. Tiene un gusto increíble y sabes que todo lo que propone va ser brutal. Tengo la suerte de tener a mi lado a gente con mucho talento, Carlos ha puesto mucha magia en este disco. Tanto Carlos como su mujer Naia Mandaluniz (también compañera nuestra en Bermeo ) son unos músicos increíbles, ambos con estudios superiores en flauta y clarinete, con estudios asimismo en Holanda y Nueva York, y apasionados de la música más moderna, tocan la guitarra eléctrica, los sintes, crean música electrónica, cantan... Un lujo.

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