Jon ORMAZABAL
Pelota

Cuando una foto en el Beotibar comparte vitrina con las últimas txapelas

Una distendida conversación en las entrañas del Bizkaia con Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea corrobora que el respeto y la admiración mutua es el elemento que da empaque a una pareja novedosa e irrepetible.

En la intimidad de la casa de los Urrutikoetxea-Azkueta, en Zaratamo, hay un txoko especial en el que, casi a modo de altar, están expuestas, entre muchos trofeos, las dos últimas txapelas de la mano profesional. Pero esos dos títulos comparten protagonismo con una fotografía, tomada hace unos siete años en el Beotibar de Tolosa. En ella se ve a un joven Mikel Urrutikoetxea, sin llegar a la veintena, incapaz de sacudirse su innata timidez, junto a Aimar Olaizola. El vizcaino acababa de completar su primer entrenamiento junto a su ídolo de siempre.

Años después, ETB llevó al de Zaratamo al Guggenheim para un reportaje y le pidió que escribiera un deseo. «Jugar una final contra Aimar», escribió el delantero, una plegaria que también le fue concedida el año pasado. Hoy, ese papel también forma parte de la colección de pequeños tesoros que guarda el último campeón vizcaino.

No son más que dos anécdotas, desveladas por Urrutikoetxea en medio de una distendida conversación al término del primero de los dos entrenamientos que ambos realizaron juntos antes de la gran cita del sábado, pero que desvelan el gran respeto y la admiración que ambos se procesan.

«Para mí es algo muy bonito, pero lo importante es que entre los dos siempre ha habido muy buen feeling, muchas veces hemos entrenado juntos y cuando me ganó la final del Manomanista ya dije que, por un lado, me dio pena porque era yo el que perdía, pero también sentí una gran alegría por él. Siempre me ha caído muy bien y, a partir de ahora, también haré todo lo que esté en mi mano para que gane más txapelas», responde Olaizola tras conocer las dos historietas.

Y es que, el respeto es bidireccional en esta pareja pues, si no el que más, el delantero de Goizueta ha sido uno de los que más ha confiado en las posibilidades de Urrutikoetxea desde que lo vio por vez primera. «Desde los primeros entrenamientos que hicimos juntos le solía decir que algún día conseguiría alguna txapela y el tiempo me ha dado la razón, además ha sido en poco tiempo y de aquí en adelante espero que sean muchas más», señaló.

¿Qué vio el de Goizueta en aquel espigado joven, de apenas 60 kilos, cuando lo escogía como sparring para sus grandes citas? «Eran 60 kilos pero con golpe y eso es mejor que 90 sin golpe. Antes de debutar lo vi entrenando y estaba seguro que iba a llegar al sitio en el que está. Tenía claro que iba a ser campeón. Con 18 años había visto muchos jóvenes que venían bonitos, pero no con las cualidades de Mikel» explicó el navarro.

Preguntado por aquellos tiempos, Urrutikoetxea dice no recordar cuándo fue la primera vez que ganó a Olaizola un partido, «eso quiere decir que me ha ganado muchas veces», interrumpe Olaizola II. «En algún entrenamiento ya le gané antes, pero porque me dejaba, los entrenamientos son otra cosa», le devuelve Urrutikoetxea.

Entrenamientos por separado

Esta complicidad, forjada en el tiempo, les ha servido para afrontar un Campeonato muy especial por el cambio de posición de Urrutikoetxea a la zaga, pero en el que apenas han entrenado juntos, salvo en estos días previos a la final. Y es que, la distancia entre Zaratamo y Hondarribia, lugar de residencia del de Goizueta no invita a buscar un punto de encuentro.

Así, el vizcaino ha seguido la rutina habitual de entrenar con el grupo de Josetxo Areitio, alternando Iurreta y el Bizkaia, mientras que Olaizola ha seguido con sus rutinas en Beasain y el Beotibar de Tolosa. La celebración de una hipotética txapela tampoco sería conjunta, ya que Urrutikoetxea se quedaría cerca de casa, mientras que Aimar ya tiene reservada la sagardotegi de su hermano Asier.

«Por ese lado no hay diferencias en cuanto al acoplamiento. Lo de Mikel tiene un gran mérito y es muy difícil hacer lo que ha hecho. Pero, a partir de ahí, creo que no hemos tenido mucho trabajo en eso».

No obstante, el nivel alcanzado por ambos ha sido superlativo y hasta los propios técnicos de las empresas han reconocido que quizá hayan fallado en labores de intendencia y que el Campeonato ha quedado algo desequilibrado, por mucho que Olaizola confía en poder repetir en años venideros.

«Yo creo que en eso la gente está confundida. Este año ha tocado así, pero porque los dos hemos estado bien. La gente no se da cuenta del mérito de Mikel. Viendo los nombres, Aimar y Mikel, puede parecer exagerado, pero hay que tener en cuenta que es un delantero jugando de zaguero. Con el nombre solo no se gana, es porque hemos jugado bien. Otro año quizá nos ponen y no llegamos a semifinales», se defiende el de Goizueta.

Eso sí, no esconde que pocas veces ha tenido tanta ayuda en la zaga en un Parejas. «Ya sé bien yo que Mikel ha jugado mucho, sin duda, pero es decisión de empresa. Yo siempre he tenido que jugar al límite, y para mí así tampoco es fácil, teniendo que jugar al 110% para estar arriba», se explica. En ese sentido, entiende que por ahí se le ha escapado la posibilidad de sumar alguna txapela más a su extenso palmarés. «Alguna otra vez también ya lo he dicho. Otros años he dado un nivel parecido al de este año, como para estar en la final o ganar la txapela pero no he podido ni entrar en semifinales» puntualiza.

Quizá una posibilidad para ello sería dar la vuelta a la pareja y que pasara el Olaizola a la zaga. ¿Sería posible? «¿Yo de zaguero? En este momento no, con 26 años, si me lo llega a pedir la empresa... De hecho yo ya he jugado algunos partidos como zaguero, alguno con mi hermano y otros con Pablo Berasaluze, recuerdo haber jugado ante Titin III-Irujo, contra Xala-Irujo y algún otro».

Visto su rendimiento, y que la competencia en la delantera es mayor que en la zaga, se plantea Mikel Urrutikoetxea su paso a los cuadros largos como algo puntual o como algo de mayor recorrido. De momento, la empresa ya lo ha programado como zaguero en el homenaje a Iñigo Salbidea en Donostia el viernes 15, en un estelar en el que jugará con Pablo Berasaluze de delantero ante el propio Aimar Olaizola y Ander Imaz.

«Soy delantero, pero si la empresa me dice que tengo que jugar por atrás, no tengo ningún problema. Soy un pelotari de empresa e intento dar el máximo nivel posible. Lo que quiero es dar el nivel y disfrutar del deporte que practico. Y eso lo estoy consiguiendo, delante y detrás, por parejas y en solitario».

Aimar no se ve muchos años en un Manomanista «que no voy a ganar»

Aunque trató de pasar desapercibido en la mayor parte de la conversación, a Urrutikoetxea le escapó la risa cuando le planteamos a Aimar si ha pensado en la jubilación, ahora que en octubre pasará a ser el más veterano de su empresa con la salida de Berasaluze II. El de Goizueta respondió que será el cuerpo el que decidirá. «Ahora mismo no tengo ninguna envidia de cómo estaba hace 10 o 15 años. Creo que estoy a buen nivel y, si veo que el cuerpo está mal, lo que tengo claro es que no andaré arrastrándome. Todavía tengo contrato para este año y otros dos más, me gustaría terminar esos y luego sobre la marcha»,señaló el de Goizueta.

Sí que sorprendió algo más escucharle decir que, «mano a mano creo que es diferente y ahí sí que veo que estoy en las últimas. Jugaré este año a ver qué pasa y tengo claro que será difícil jugar mano a mano a partir de los 38. Espero que Mikel siga como hasta ahora, y lo que he dicho, seguiré ayudándole».

«No sé si será el último pero sí sé que no voy a ganar. A ver qué nivel doy. Cada uno debe saber qué nivel tiene y, si me veo mal, ya sé cuál será el primero en quitar», agregó, algo que no terminó de convencer a su zaguero. «Pero si está en todas las finales», exclamó.

Eso sí, dejaron claro que la final del año pasado no ha sido motivo de chanza. «No hemos hablado de ello, pero no tengo problemas, de hecho soy yo el que a veces le llamo txapeldun», apuntó Aimar. J.O.