Arnaitz GORRITI
BALONCESTO - EUROLIGA

Dimitris Diamantidis, enemigo mío

Aunque el factor cancha sea baskonista, desde Atenas se ve a Panathinaikos de favorito, algo que ni a Perasovic le importa reconocer.

Laboral Kutxa Baskonia está muy cerca de regresar a una Final Four desde Madrid 2008. En la edición de 2009, los entrenados por aquel entonces por Dusko Ivanovic estuvieron muy cerca de colarse en la Final Four de Berlín, pero el Barcelona, superando un 1-2 adverso, arrebató a los gasteiztarras ese billete.

Siete años después, la escuadra gasteiztarra vuelve a los umbrales de la Puerta de Brandemburgo, siendo nada menos que Panathinaikos el rival al que deba superar en esta ocasión. Regresando a las efemérides, hace diez años, el Baskonia de Velimir Perasovic superaba a un gran PAO camino a la Final Four de Praga 2006. El 71-74 del partido de desempate de aquel cruce de cuartos de final de la Euroliga quedaría grabado en el imaginario baskonista con el nombre del «Oakazo».

No obstante, la cita con este cruce ante la escuadra ateniense tiene un componente medianamente sentimental: se retira Dimitris Diamantidis, uno de los mejores jugadores que ha dado Europa en los últimos años, y de los escasos especímenes que no ha intentado el salto a la NBA.

A pesar de sus números, seis veces nombrado mejor defensor de la Euroliga; tres veces ganador de la Euroliga, 2007, 2009, y 2011, y dos veces MVP de la Final Four; cuatro veces miembro del quinteto ideal de la Euroliga y MVP de la Euroliga en 2011, Dimitris Diamantidis ha cocinado su carrera a fuego lento. A diferencia de otros coetáneos, no formó parte de las selecciones inferiores helenas, e incluso en la medalla de oro de Grecia del Eurobasket de 2005, su nombre, pese a anotar el triple decisivo en la semifinal contra Francia, quedaba eclipsado por otro «enemigo íntimo» como Theo Papaloukas.

«Yo veía que Dimitris no estaba listo para ser importante desde el primer momento. Estaba seguro que lo sería, pero era responsabilidad mía y de mi equipo de trabajo hacer que él fuera mejorando mientras ejercía el liderazgo en defensa», declaraba a la web de la Euroliga Zeljko Obradovic, el principal entrenador de la carrera del base.

«Dimitris hace muchas cosas que no se ven en las estadísticas», añadía Vassilis Spanoulis. El propio «mago de Larissa» se veía tan eclipsado por el base y referente del PAO que debió emigrar al «enemigo» del Pireo para terminar de explotar.

Vujanic, Siskauskas, Becirovic, Batiste, Spanoulis, Tomasevic... el equipazo que ganaba la Final Four de Atenas 2007 al CSKA de Moscú, superando además al Baskonia de Maljkovic en semifinales, quedaba supeditado a un Diamantidis que celebraba su cumpleaños –27 años cumplió aquel 6 de mayo de 2007–, que hasta la fanática –y peligrosa– afición del Gate 13 le dedicaba exclusivamente una canción. «Fue el mejor día de mi vida», reconocía el veterano jugador.

«Él tenía el carácter, el hambre y el corazón para triunfar aquí, así que no me sorprende todo lo que ha conseguido», remacha Fragiskos Alvertis, excompañero de equipo y entrenador de Diamantidis.

Por eso, y porque aun así ha sido un rival que ha conseguido ganarse el respeto del adversario, Laboral Kutxa Baskonia tendrá el honor de enfretarse, tal vez por última vez, a uno de sus principales adversarios.

«No pediremos perdón»

Velimir Perasovic sabe ante quién juega. En parte por el nivel del rival y en parte por las bajas de Shengelia y Causeur, el de Split considera a Panathinaikos favorito de su eliminatoria, pero no por ello dejaba de mostrar ambición.

«No vamos a pedir perdón por llegar aquí, y ya que estamos, intentaremos llegar a la Final Four», explicaba el técnico croata. «Se presenta una oportunidad que muchos jugadores no tienen nunca en su carrera y no vamos a desaprovecharla», añadía, remarcando la importancia del factor cancha. «En la Euroliga se gana muy pocas veces fuera de casa», avisaba.

Fenerbahçe y CSKA hacen valer su condición de local

Haciendo valer el factor cancha, CSKA de Moscú y Fenerbahçe estrenaron su casillero de victorias ante Estrella Roja de Belgrado y Real Madrid, respectivamente. Sobre todo en la eliminatoria entre otomanos y españoles, se vio que el corto banquillo de Fenerbahçe es el principal adversario en su camino a Berlín.

Pero antes de que arrancara el partido del Ulker Sports Arena de Estambul, el CSKA de Moscú hacía sus deberes y establecía el 1-0 tras derrotar por 84-74 al Estrella Roja de Belgrado. El cuadro serbio dio la cara, pero los «gitanos» se dieron de bruces ante el mejor Milos Teodosic: 23 puntos –8 de 10 en tiros de campo–, 6 rebotes y 6 asistencias para el base internacional serbio, con Kyle Hines aportando 21 tantos y un sorprendente Kurbanov añadiendo 13 puntos y 6 rebotes.

Los hombres de Dimitrius Itoudis tomaron ventaja en el primer cuarto, y a pesar de que el Estrella Roja nunca le perdió la cara al partido, el conjunto del Ejército Rojo siempre lo tuvo bajo control. Las 21 asistencias moscovitas más las 19 pérdidas belgradenses aliñaron un 1-0 tan cantado como trabajado del CSKA de Moscú.

En Estambul también dio la impresión de que Fenerbahçe controlaba el partido a su voluntad, sobre todo al llegar al descanso con una clara ventaja de 41-29, pese a que el 75-69 final llegó tras una segunda mitad más que competida, en el que el Real Madrid plantó cara hasta el último momento.

El bloqueo directo central sobre Udoh trajo de cabeza a Pablo Laso y los suyos, mientras que Dixon y Bogdanovic martilleaban el aro madridista desde la larga distancia. Mientras, jugadores como Rudy Fernández o Sergio Rodríguez acumulaban más pérdidas que puntos.

Pero el físico otomano tiene una limitación seria producto de las lesiones que ha padecido a lo largo de la temporada, con el remate de la lesión en el tendón de Aquiles del pívot checo Jan Vesely.

En esa tesitura, la fortaleza de Ayón y que Rudy Fernández al fin comenzó a meterlas, el Real Madrid se adelantaba 51-52. Pero solo fue un espejismo. Kostas Sloukas, que anotó el grueso de sus 17 puntos en la parte final, dio un paso adelante para amarrar el triunfo para los de Obradovic. El Real Madrid abusó del triple y lo pagó, mientras que Sloukas, Bogdanovic y el rebote ofensivo cerraban el partido con el definitivo 75-69.A. G.