El Estado Islámico (ISIS) llevó a cabo ayer en Yemen un atentado suicida que provocó la muerte de 41 personas y más de 60 heridos entre los aspirantes a policías en Mukalla, una ciudad en el sudeste del país que hasta hace poco era feudo de Al Qaeda. Un kamikaze accionó su cinturón de explosivos entre decenas de jóvenes reunidos en un centro de reclutamiento. Después de haber escapado de este atentado, el jefe de Policía de la provincia de Hadramout, el general Mubarak al-Oubthani, resultó levemente herido en otro ataque con explosivos delante de su oficina, en el que murieron seis de sus guardaespaldas. Se trata de la segunda operación asumida por el ISIS en esta región, en la que estaba bien implantada Al Qaeda.

Por otra parte, el Gobierno yemení y los rebeldes hutíes –que negocian una salida a la guerra civil– han logrado un acuerdo preliminar para liberar a la mitad de los prisioneros de guerra de ambos bandos antes del mes de ramadán, que está previsto que comience el 6 de junio, según informó el enviado especial de la ONU para el Yemen, Ismail Uld Ahmed al Sheij.