Iñaki IRIONDO
HASIER ARRAIZ, OBLIGADO A DEJAR EL PARLAMENTO

MANO TENDIDA Y PUñO EN ALTO

SE FUE CON EL APLAUSO DE LOS SUYOS Y EL RESPETO DE LA MAYORÍA ABSOLUTA DE LA CÁMARA. PROTESTARON PP Y UPYD. EN SU DISCURSO DE DESPEDIDA HASIER ARRAIZ HIZO CRÍTICA Y AUTOCRÍTICA, HABLÓ DE PAZ Y DE ESTADO VASCO, RECORDÓ A LOS QUE FALTAN, TENDIÓ LA MANO AL PNV Y AL PSE PARA MAYORES ACUERDOS Y SE MARCHÓ CON EL PUñO EN ALTO.

A primeros de la próxima semana entrará en el registro de la Cámara el auto del TSJPV que inhabilita a Hasier Arraiz para seguir como parlamentario. Una sentencia que, tras un acuerdo de conformidad, por un lado sigue considerando una «injusticia» y por otro espera que pueda servir para «abrir las puertas de las cárceles».

En el orden del día del pleno de ayer figuraba una interpelación de Arraiz al lehendakari sobre la respuesta a la estrategia recentralizadora del Gobierno español. Pero estaba cantado (y hablado) que esos diez minutos de turno de palabra se iban a convertir en un discurso político de despedida.

En el palco de invitados, su pareja, sus dos hijas de tres meses, amigos y cargos de EH Bildu. Una veintena de personas.

Hasier Arraiz, sin papeles, inició su discurso recordando que la situación hace nueve años, cuando les detuvieron porque habían asumido el riesgo de seguir haciendo política, era muy distinta a la actual, estaba marcada por las violencias. Se mostró convencido de que tanto él como sus compañeros juzgados por la misma operación contribuyeron a cambiar esa situación y a afianzar la actual.

Recordó a las víctimas de las diferentes violencias a las que «debemos memoria, reconocimiento y reparación». Y habló de la deshumanización propia y ajena a la que había llevado aquella situación, que no se debe repetir.

Hasier Arraiz recordó que su grupo defiende la constitución de un Estado vasco. Abogó por crear una nueva relación política con el PNV e invitó al PSE a elevar a un nivel más político los acuerdos alcanzados en la Cámara sobre fracking, sanidad, vivienda o educación.

Para que la paz sea verdadera, dijo que falta cerrar el capítulo de los presos. Si la alusión hizo que hubiera murmullos en los escaños del PP, estos crecieron cuando mencionó el intento de Arantza Quiroga debuscar «el diálogo entre las partes más alejadas de esta Cámara».

Hasier Arraiz se despidió tendiendo la mano los integrantes de la Mesa. El primero, Antón Damborenea, del PP, amagó pero no se la dio. El resto sí. Luego fue adonde el lehendakari, Iñigo Urkullu, intercambió palmadas con el portavoz del PNV, Joseba Egibar, y besos con la líder del PSE, Idoia Mendia. Y se marchó entre aplausos de los suyos, puño en alto.

Reacciones

Lo ocurrido no pilló de sorpresa al lehendakari, Iñigo Urkullu, que perdió la oportunidad de limitar su intervención a devolver los saludos y las buenas intenciones, que ya la víspera le expresó a Arraiz en persona. No se resistió a bajar al terreno de la política diaria y comparar el acuerdo del juicio con la asunción de beneficios penitenciarios, reclamar que EH Bildu asuma el llamado suelo ético para avanzar hacia la paz e invitarle a suscribir la propuesta del PNV sobre autogobierno.

El lehendakari voló bajo en su intervención de ayer. En cuanto a la pataleta impostada de Borja Sémper y las protestas de Gorka Maneiro, venían en el guión.