Iñaki VIGOR
EZKABA

Homenaje «sencillo y sentido» a los prisioneros del fuerte de Ezkaba

Pese a la intensa lluvia, el frío y el viento huracanado, unas 200 personas participaron ayer en el homenaje a los prisioneros del franquismo en el fuerte de Ezkaba. El acto, en el que se exhibieron banderas republicanas y de CNT, coincidió con el 78 aniversario de la fuga que el 22 de mayo de 1938 protagonizaron casi 800 reclusos de este presidio.

El acto comenzó a las doce del mediodía junto a la puerta principal del fuerte de Ezkaba, en la que se colocó una gran bandera republicana. A los sones del txistu, se hizo un sencillo recibimiento a un grupo de familiares de prisioneros que estuvieron recluidos en Ezkaba, algunos de los cuales desplazados hasta allí desde varios lugares del Estado español.

Frente a ellos se fueron depositando varias decenas de botellas con mensajes en su interior, en alusión al «cementerio de las botellas» donde fueron enterrados muchos de los prisioneros que murieron durante su estancia en el penal.

«Los recuerdos se apilan en estas botellas. Al final del acto, que cada uno recoja otra que no sea la suya, para que la memoria siga su curso», indicaron los organizadores.

En nombre de la asociación Txinparta, Víctor Oroz explicó que «este sencillo pero sentido homenaje» estaba dirigido a los más de 6.000 presos que pasaron por el penal del monte Ezkaba entre los años 1936 y 1945, de los que unos 800 resultaron muertos a causa de enfermedades, del frío, del hambre o directamente asesinados por los golpistas.

También recordó que ahora se cumplen 82 años de la primera vez que el fuerte de Ezkaba fue usado como «cárcel masiva», y 78 años de la gran fuga que el día 22 de mayo de 1938 protagonizaron casi 800 reclusos de este presidio, muchos de los cuales murieron acribillados durante su huida.

Tras reconocer que se ha avanzado mucho en la recuperación de la memoria histórica y agradecer la ayuda de las actuales instituciones navarras en esta labor, Oroz constató que todavía «faltan muchas cosas por hacer», como localizar a familiares de las víctimas, recuperar restos de presos y convertir el fuerte de Ezkaba en un lugar referencial para la memoria histórica.

A continuación intervino Koldo Pla, miembro de la asociación Txinparta, quien tuvo un recuerdo especial para Ernesto Carratalá, ‘‘El piojo republicano’’ que estuvo recluido en Ezkaba y que falleció el pasado año. Este mítico exprisionero del franquismo era hijo del coronel Carratalá, el primer militar leal a la República que fue asesinado por los franquistas un día después del golpe de Estado de 1936.

Familiares de prisioneros

El acto contó también con bertsos y cánticos de recuerdo a los prisioneros represaliados, pero quizás los momentos de mayor emotividad llegaron cuando tomaron la palabra varios familiares de prisioneros que sufrieron las penalidades del presidio de Ezkaba, situado a casi 900 metros de altitud.

En medio de un intenso chaparrón, el acto finalizó sobre las 13.00 horas con la recogida de las botellas con sus respectivos mensajes y el canto del ‘‘Txoriak txori’’, para concluir con un aurresku de honor en memoria de todos los prisioneros represaliados por el franquismo.