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Canal de Añarbe, la gran levada del Urumea

Durante varios artículos he relativizado la importancia del Añarbe, en el conjunto de la cuenca del Urumea. En el artículo de hoy pondremos en valor tal fracción, siendo el mendizale el único testigo de evaluar en cada momento la cuota de responsabilidad del Añarbe en el Urumea, y de lo que al rato pase por Hernani, Astigarraga o Donostia. Por otro lado se conoce como levada aquella conducción de agua presente en Madeira y en otras islas macaronésicas, aprovechada también para promocionar el turismo verde de aquellas islas.

Estas cuestiones me llevan a invitar al mendizale y lector de GARA a que haga correctamente y matemáticamente la llevada, mediante esta propuesta de Ibiliz que observa cómo se suma y se resta un caudal, mediante éste al que denomino: el camino del agua.

Aparcado el coche tras el puente Arranbide, junto a la entrada a la presa, nos volvemos un momento aguas abajo, para ver como Añarbe erreka se incorpora al Urumea. Si bien las secciones de ambos caudales en verano parecen similares, su diferente velocidad, nos lleva a reducir a la cuarta parte, el cauce de la primera respecto al segundo. Pero dejemos el cauce y vayamos al monte, en dirección a la valla de entrada a la presa.

Al poco parte un camino ancho y empinado que en ocasiones puede ser poco atractivo y que es una excepción que posee este Ibiliz tan llano. En cuestión de pocos minutos el camino se allana a la vez que ofrece una visión del frontón de la presa. Continuando el ascenso, un caudal nos llamará por su virulencia la atención, al que diremos gero arte, puesto que al rato una pista algo asfaltada en pendiente perezosa de dirección casi opuesta nos llevará de nuevo a saludar al caudal, el cual se nos muestra canalizado. Se inicia aquí, el camino del agua (0,15´).

Superada una construcción y una conducción vertiginosa, que afean energéticamente el lugar, se inicia el sendero de la delicia, con sonido acuático incluido del cual gozaremos prestando atención en algunos puntos, no en vano, por momentos, se estrechan las opciones del senderista, sin que suponga mayores problemas, llegar al primer túnel que el agua ha atravesado. Momento en el cual, y sin perder el sonido del agua, deberemos hacer un sube y baja, obviando la salida a carretera a dcha y el embalse a izda (0,30´).

Volvemos al canal, el cual aparece ahora a la dcha., mientras que a la izda. tenemos debajo Añarbe erreka embalsada. Este tramo es más bello en excursión vespertina, ya que ofrece unos contraluces muy interesantes, con una foresta que ofrece pinceladas y bellos momentos a la película del líquido elemento. Un nuevo túnel aparece (por el cual discurre el agua), debiéndose buscar la salida al otro lado de la ladera. Este ejercicio deberemos repetirlo en más ocasiones.

Junto a una pequeña etxola, el agua se acelera y la opción del senderista se estrangula, en un tramo que debe pasarse con mucha precaución si el suelo esta húmedo. Un corto túnel, un tronco que ha caído, y un nuevo túnel son los alicientes que acompañados de gruesos robles y hayas nos trasladan al paleolítico y a la habilidad del senderista en un nuevo puente.

De nuevo el sendero se ensancha algo, y nuevo túnel (sube y baja obligado) a sendero serpenteante. Localizado el canal, superados algunos troncos, y dejando al lado dos túneles más, ascendemos hasta encontrar una pista. Ni a izda, ni a dcha sino al frente continuamos, hasta descubrir el punto donde el canal roba el agua a Añarbeko erreka, para lo cual es preciso desviarnos a la izda y descender. En las cercanías aparecen los caseríos de Okilegi. Despejado este misterio, lo dejamos para otro ibiliz, u otros… (1,30´).

Vistas y opciones para la vuelta

Retrocedemos al camino principal y por la pista advertida, iniciamos la vuelta unas decenas de metros por encima a nuestra levada. En nuevos sube y bajas (más bajas que subes) más despejados, siguiendo la lógica trazada, el senderista tiene la ocasión de fotografiar en las distintas ventanas que se abren las cimas de Bunagirre, Zaria e incluso Bianditz primero, Urdaburu y sus satélites después, y al final, cuando aparece el puente de la presa de Añarbe y a la derecha, Aranomendi o Juan Donosti mendi.

Reconocido el punto por donde hemos pasado en la ida, se abren varias opciones, o descender a la carretera, que no aporta nada, deshacer la levada realizada, continuar el cordal, o bajar hacia el puente, que es la que haremos. Junto a él un gran túnel sin agua dentro (2,15´).

Situado en el puente se advierte que por la izda el camino no tiene salida a 6,0km. Cuestión que obviaremos. Se inicia aquí el tránsito por la pista que rodea el embalse por el Este, la cual traza unas alargadas curvas que siguen de manera bastante fiel, las curvas de nivel y donde últimamente se han realizado algunos trabajos forestales que aportan al agua un poco de ajax-pino y tierra. Las cimas de Aldura protagonizan las alturas dibujando una montaña rusa, mientras que es nuestro imaginario el que debe dibujar el trazado sinuoso de la antigua Añarbeko erreka, muga entre Gipuzkoa y Nafarroa.

Este imaginario alcanza su máxima expresión cuando, al intuir al fondo la presa, “dos islas” (una en cada territorio) emergen de la lámina del agua (3,30´). Llegamos así a las inmediaciones de la presa, cuyo acceso está cerrado y al frente alcanzamos el trazado de subida, identificando de nuevo el agua robada por el canal y aquí devuelta a Añarbeko erreka superada la presa, y de allí al coche (3,45´).