Ingo Niebel
GRAN BRETAÑA DECIDE SALIR DE LA UE

Alemania se prepara para las consecuencias del Brexit

Los partidos políticos que hasta ahora perdían apoyo en cada sondeo, desde hace unos días comienzan a fortalecerse. Es una de las consecuencias de un Brexit que también está sacudiendo a la sociedad alemana. Los ciudadanos temen que la nueva situación les afecte negativamente: subida de precios y crecimiento del paro.

Castigo por el Brexit: La UE destierra los británicos a una isla triste y lluviosa en el Atlántico Norte», comentó Der Postillon, el portal satírico alemán de mayor audiencia en las redes sociales, sobre el resultado del histórico referéndum en el aún Estado miembro de la UE. Días después, éste y otros ejemplos del humor alemán dan paso a las informaciones sobre los posibles efectos económicos y políticos del Brexit para Alemania.

En 2017 habrá más de 3 millones de desempleados en el país y se reducirá 0,5 puntos el crecimiento económico, según adelanta el Instituto para la Macroeconomía y la Investigación de la Coyuntura (IMK) de la fundación sindical Hans-Böckler Stiftung. Además, las empresas volverán a ser muy cautas a la hora de realizar inversiones, de acuerdo a lo que vaticina el director del IMK, Gustav A. Horn, según ha informado el semanario “Der Spiegel”.

En el ámbito político se nota ahora cierto cambio. Después de constantes caídas en la simpatía del electorado, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) de su vicecanciller Sigmar Gabriel, experimentan ligeras subidas –de un punto cada uno–, quedándose en el 34% y el 22%, respectivamente. Paralelamente, la euroescéptica Alternativa para Alemania (AfD) pierde un 1%, quedándose en 10 puntos.

Un sondeo publicado por la revista “Stern” sobre los efectos del Brexit dice que el 68% de los alemanes teme un auge de partidos derechistas; el 45%, una subida de precios, y el 40%, la pérdida de puestos de trabajo. El 38% cree que podría haber menos libertad a la hora de circular y el 28% opina que la paz en Europa podría estar en peligro. Eso explica el auge de CDU y SPD.

Que Merkel, que suele tener muy en cuenta los sondeos, optase por un estilo político relajado no se explica sólo con esa encuesta. También hay que tener en cuenta la realidad legal del Brexit. Es el Gobierno británico el que tiene que solicitar, según el artículo 50 del Tratado de Lisboa, el inicio de la conversaciones para negociar la salida de Gran Bretaña de la UE. Una vez presentada la correspondiente solucitud, queda un margen de dos años para llegar a un acuerdo. Después de este plazo, Bruselas podría echar a Londres sin más. En la reciente cumbre de Bruselas la canciller dio a David Cameron, o a quien sea su sucesor, más tiempo –hasta setiembre– para dar ese paso. Aunque ha dicho que «no hay vuelta atrás» al Brexit, crea de ese modo un margen de maniobra para tal opción, actualmente impensable, pero quizás necesaria, porque aparentemente los «Brexiters» carecen de un plan para iniciar el divorcio con la Unión Europea.

 

También Berlín necesita prepararse. El comercio alemán con Gran Bretaña alcanzó los 90.000 millones de euros en 2015. La isla atlántica es su tercer mercado más grande por detrás de EEUU y el Estado francés. Por no haberse preparado lo suficiente para el Brexit, el ya tocado Deutsche Bank ha entrado en aguas muy revueltas que podrían traer otra crisis bancaria.

Mientras tanto, Gabriel y sus correligionarios, el ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, y el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, optan por acelerar la salida británica de la UE. Consideran que es la mejor forma para controlar las consecuencias económicas del Brexit y también para sofocar otras tendencias rupturistas en los estados francés, holandés y austríaco. Gabriel ve con temor la idea del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de aprobar el Tratado de Libre Comercio de la UE con Canadá (CETA) sin consultar a los parlamentos nacionales.

 

Como reacción al Brexit, la copresidente del grupo parlamentario del Linke, Sahra Wagenknecht, exige que todos los tratados de esta envergadura sean sometidos a referéndum en cada uno de los países. Esta posibilidad no existe en Alemania a nivel nacional. «Queremos cambiar Europa de tal forma que no se desintegre», dice la líder del ala izquierdista de la formación socialista.

«El Brexit es la primera parte de la pesadilla» constata el exministro de Exteriores, el verde Joseph Martin Joschka Fischer, en un texto para el diario “Süddeutsche Zeitung”. Añade que aún es tiempo para dar marcha atrás y evitar que Europa se autodestruya ante potencias emergentes como China e India. «¿O han de ser votados primero Trump en EEUU y Le Pen en Francia para completar después del Brexit la triple pesadilla?», pregunta retóricamente. La opinión del ahora asesor internacional con fuertes vínculos profesionales con EEUU sintoniza con declaraciones del secretario de Estado Kerry al respecto. Desde Washington no ha descartado que existan «varias opciones» para que el Brexit no tenga efecto. Con Gran Bretaña fuera de la UE, EEUU perdería su mayor aliado en el Viejo Continente. Además, se cambiaría la base para lograr el anhelado Tratado de Libre Comercio con la UE. Según qué estrategia elija Washington, el no de Escocia al Brexit podría convertirse en una de las opciones para evitar tanto la salida británica de la UE como la independencia de la nación sin Estado.