Iñaki ZARATIEGI
JAZZ

Salomón del jazz

Con permiso de los festivales, el jazz no arrastra masas. Pero su esencia se cuela triunfante entre quienes la adaptan a esquemas de soul amable, funk aterciopelado, tentador swing y campos similares. En ese terreno, George Benson (73 años) es rey por su virtuosa guitarra y su habilidad vocal. Así sucedió en su tercera presencia en Donostia, en un Kursaal del que llenó la mitad.

El de Pittsburgh ofreció un medido espectáculo, arropado por un macizo sexteto. Prefiere arrancar con el soul “Love X Love” para entrar a lo instrumental en el aéreo hit “Breezin” y la primera originalidad scat (tarareo onomatopéyico) a la vez que puntea la guitarra en “Mambo Inn”. El jefe de fila holló luego su almibarado terreno de insinuante tono soul-blues-funk con “Nothing's Gonna Change My Love for You”, la acaramelada “Feel Like Making Love” (mejor recordar a Roberta Flack) o la romanticona “In Your Eyes”. Hubo algo de cancha para la única fémina en escena y mucha más seda, con abuso de teclas, y revisiones (Norah Jones, Jose Feliciano).

Se sacudió el merengue con un refinado solo, pero siguió azucarado y enamoró a un público que se meneaba feliz, con alguna espontánea en acción. La temperatura subió con el enganchón “Give Me the Night”, el baladón “Greatest Love of All” y el obligado colofón “On Broadway”. Activo testigo de Jehová, su ecléctico recital fue un salomónico aperitivo para el inmediato Jazzaldia: regalo jazzy para públicos menos exigentes e incursión poppy para jazzeros de pro.

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