Joseba VIVANCO
euro 2016

Portugal se sobrepone a Ronaldo y a Francia

Esta Eurocopa ha sido como la caja de bombones de Forrest Gump, en la que si te descuidas gana Albania. O Portugal, que fue el caso ayer, contra todo pronóstico máxime después de que Cristiano Ronaldo se lesionara casi al inicio del partido. Se sobrepuso, aguantó hasta su cuarta prórroga y un gol de un desconocido Eder le dio su primer título.

PORTUGAL 1

FRANCIA 0

 

Todo empieza y todo acaba en París, la ciudad donde todo el mundo quiere ser actor y nadie se resigna a ser espectador, que decía Jean Cocteau. Como Eder, nacido en Guinea-Bissau, una infancia difícil en un internado portugués, el único delantero puro que había traído Fernando Santos a esta Eurocopa, un tipo que venía de anotar 8 goles en 39 partidos jugados esta temporada. «¿Por qué no aquí? ¿Por qué no ahora? ¿Acaso hay mejor lugar para soñar que París?», se pregunta el protagonista de ‘“Ratatouille”. Con Cristiano Ronaldo lesionado a las primeras de cambio y la necesidad de oxigenar al equipo, Eder saltó al césped mediada la segunda mitad, para en el minuto 108 sacarse un disparo lejano y darle a Portugal su primer título internacional de selecciones.

La ciudad de la luz que debía iluminar a los suyos, a la Francia, ayer, de un inesperado invitado como Moussa Sissoko, portento físico que si nadie lo remedia jugará esta temporada en la segunda inglesa, se apagó. Como se apagó Cristiano Ronaldo, obligado a dejar el campo pasados veinte minutos de juego. Corría el minuto 7 de partido y una nerviosa Portugal sufría ante la salida napoleónica de Les Bleus, cuando Payet, el más inocente, propinó un ‘calmante’ con su rodilla en la del luso. El susto dejó a un ‘CR7’ renqueante y una Francia que apretaba y tenía en la testa del pizpireto Griezmann la primera clara ocasión. Fue hasta que el de Funchal se dejó caer al verde, entre lágrimas, para ser atendido en la banda, regresar y recaer de manera definitiva.

Los de Fernando Santos se recompusieron y acabaron la primera parte mejor que un rival francés sin creadores de juego, demasiado impetuoso y encomendado a las arrancadas de Sissoko. Si el primer acto acabó con el bostezo de Luis Figo en la grada, metáfora de lo que fue el juego, el segundo fue una invitación a cambiar de canal. Ejemplo de lo que ha sido esta Euro, donde la querencia por el balón ha sido desterrada por el resultadismo más descarnado. Es verdad que Francia empujó, que el zapatazo de Sissoko se topó con un portentoso Rui Patricio, que la peinada de Griezmann casi astilla el larguero y que Gignac, que juega en la liga mexicana, remató al poste tras sacarle la cadera a Pepe en el minuto 91. Pero ni eso salvó al aficionado de la enésima tortura de la prórroga, que dejó ese solitario golazo de Eder, el actor inesperado. Y Fernando Santos repitiendo como en la previa «espero que sigan diciendo que Portugal ha ganado sin merecerlo y que nos llevemos el título».