La Prefectura de la Policía de París ha ordenado la cancelación de varios eventos previstos para este verano en la capital francesa por «falta de garantía suficientes de seguridad», en un intento de evitar riesgos tras el reciente atentado de Niza y en un contexto de duras críticas hacia el Gobierno, al que la oposición acusa de no haber adoptado las medidas necesarias para prevenirlo. La Prefectura ha ordenado cancelar la peatonalización de los Campos Elíseos, prevista para el 7 de agosto, el festival de cine al aire libre organizado en julio y agosto en diversos parques y un torneo de baloncesto en la zona de Reuilly. Además, se reforzará la seguridad en la edición del París-playas, que convierte en playas lúdicas las riberas del Sena.

A la vez, el presidente francés, François Hollande, lanzó «un llamamiento a los franceses que lo deseen» a unirse a los cuerpos de reserva de las diferentes fuerzas de seguridad, estimando que con todos ellos «se constituirá una guardia nacional». Por otro lado, Hollande, que señaló que 15 de los heridos en el atentado de Niza siguen «entre la vida y la muerte, justificó «por el atentado y los riesgos de réplica» la prórroga del estado de emergencia por seis meses más que está tramitando el Parlamento con carácter urgente.

El primer ministro, Manuel Valls, rechazó, por su parte, la petición de una diputada opositora de ilegalizar el salafismo como «deriva sectaria» y estimó que corresponde a los musulmanes combatir «esas ideologías perversas».

Por su parte, el ministro del Interior, Bernard Cazenueve, consideró que el autor del atentado, Mohamed Lahouaiej, Bohjhlel, es un caso de «violencia patológica que se vio colmada en la ideología mortífera del Estado Islámico». Añadió que el atentado de Niza, «por la modalidad, el perfil de su autor, es muy diferente del que habíamos tenido hasta ahora y todas las medidas que se tomen no garantizarán nunca el riesgo cero», una declaración que intenta hacer frente a los reproches opositores y que coincide con la opinión del Gobierno alemán, que señaló que «es difícil limitar las fronteras entre ataques brutales, pero comunes, y el terrorismo».