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Cuando Bizkaia producía el 10% del hierro mundial

La crisis del sector en Euskal Herria sobresale aún más ante el dato de que hace apenas un siglo Bizkaia producía el 10% del total mundial de mineral de hierro. Es uno de los subrayados de ‘‘Historia del hierro en Bizkaia y su entorno’’, publicado por la UPV-EHU.

Acomienzos del siglo XX Bizkaia producía el 10% del total mundial de mineral de hierro» y lo que es «más importante», a juicio del investigador Xabier Orue-Etxebarria, «al menos desde el siglo XII», Bizkaia y Gipuzkoa «ya comerciaban con el hierro en los centros comerciales más importantes de Europa, como Flandes, Francia, Islas Británicas, etc».

Ambos datos ofrecen una fotografía antigua de la siderurgia vasca, aunque no tan alejada en el tiempo. Sobre los datos de fabricación de hierro, solo un siglo separa la proyección que en el país y a nivel internacional tenía la actividad de su salud actual, lo que acentúa el contraste. Esa fotografía del pasado del hierro en Euskal Herria es la que reconstruye “Historia del hierro en Bizkaia y su entorno”, un libro editado por el mencionado Orue-Etxebarria junto con Estibaliz Apellaniz Ingunza y Pedro Gil-Crespo, profesores e investigadores de Geología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV-EHU.

Explican que esta es una publicación de divulgación, abordada de forma multidisciplinar, y que toca, por tanto, aspectos relacionados con la geología, la historia y la economía, entre otros, para hacer un recorrido por «la historia de este metal, la formación de sus yacimientos y su utilidad, así como la evolución de la metalurgia, desde los hornos de la época romana hasta los altos hornos y acerías modernas».

Hornos a más de 1.150 grados

De la información que aporta el libro destaca, por ejemplo, el funcionamiento de aquellos primeros hornos. «Pensamos que en su interior se introduciría mineral de hierro, principalmente hematíes y goetita, junto con carbón y que mediante un proceso de combustión a altas temperaturas se obtendría hierro metálico y escoria», indica Orue-Etxebarria.

Llama también la atención que en los análisis realizados se haya confirmado que en aquellos hornos se alcanzaron temperaturas superiores a los 1.150 grados.

Aún hay interrogantes por resolver, ya que, tal y como señala, «todavía no sabemos cuál es la proporción entre el mineral de hierro y el carbón que se introducía en el horno, ni tampoco si se utilizaban fuelles, aunque últimamente estamos obteniendo datos para pensar que sí se usaron».

La parte de la investigación centrada en las características de los hornos vascos primigenios es, precisamente, el apartado del trabajo que aporta más novedades, ya que cuestiona que muchos de los restos arqueológicos hallados en los montes y presentados como caleros, efectivamente lo fueran. Los investigadores autores de este libro defienden que «esas estructura son en realidad hornos de reducción de hierro».

Orue-Etxebarria describe el «Horno Vasco» como «un horno con unas características especiales como, por ejemplo, el tener en su interior unas paredes curvas que se cierran hacia arriba o poseer un gran tamaño, lo que hace que les diferencie de otros hornos de reducción de mineral de hierro y asemejarse a algunos de cal o caleros».

Explica el investigador que precisamente decidió meterse «de lleno» en esta parte del estudio cuando «comprobó» que las revelaciones que había hecho llegar al Departamento de Patrimonio de la Diputación vizcaina iban a llegar a «vía muerta».

Cuenta que todo empezó cuando la «curiosidad» le llevó a visitar en el monte una estructura como las señaladas, de cavidad redondeada, considerada por los especialistas como un calero. «Cuando examiné sus paredes encontré datos que no encajaban con su función como calero», explica Orue-Etxebarria, e indica que al cabo de un año de investigac&bs;ión reunió «suficientes datos» para afirmar que se trataba de un horno de reducción de hierro.

Hallados cientos y de gran tamaño

Detalla que la investigación ha permitido la identificación de «varios cientos de estos hornos de reducción de mineral de hierro, de gran tamaño (de tres a cuatro metros de diámetro y hasta seis metros de altura), que funcionaron sin ayuda de la energía». Según agrega Orue-Etxebarria, llama la atención de los especialistas que a pesar de su gran tamaño no utilicen la energía hidráulica.

«Por otro lado, a pesar de la falta de referencias históricas para conocer la edad de los mismos, se sugiere la época medieval», afirma, al tiempo que precisa que algunos de estos hornos fueron utilizados posteriormente para fabricar cal.

Como resultado de estas investigaciones han aparecido más de 12 publicaciones científicas, una de las cuales ha sido reconocido con el premio al «mejor artículo» publicado en la revista “De Re Metallica” durante 2014 y 2015. El galardón fue entregado el pasado junio a Xabier Orue-Etxebarria por el director del Instituto Geológico y Minero, Jorge Civis. Se trata de “El ‘Horno Vasco’ de reducción directa: nuevos hallazgos de hornos de reducción de mineral de hierro de gran tamaño y perspectiva histórica”, artículo que recoge en gran parte uno de los capítulos de la publicación.

«Esos mismos resultados, que han sido reconocidos con un premio, están siendo rebatidos todavía por la mayor parte de los especialistas del País Vasco», señala Xabier Orue-Etxebarria en torno a las conclusiones de una investigación que cuestionan «la visión que tienen la mayor parte de los arqueólogos sobre los hornos vascos de reducción de mineral de hierro».