Las imágenes de la exposición se han distribuido en paneles en un recorrido circular de 1.609 metros que se inician en el Paseo del Urumea, junto a la estación de autobuses y que, tras cruzar en puente de Mundaiz, prosigue por el Paseo del Árbol de Gernika.

Al completar el itinerario, ya desde el puente de María Cristina, el visitante puede contemplar la instalación artística GU, de Jordi Luengo Massoni y de Teresa y Luis Martín Ezama.

La palabra “gu” (nosotros) en letras mayúsculas flota en medio del río, mientras que en los muros de ambas orillas se encuentran el “yo” y el “tú”. Las tres se iluminan por la noche.

«Lo que intentamos es romper la distancia entre el ‘yo’ y el ‘tú’ a partir del ‘nosotros’, crear una empatía con el otro, sentir qué siente el otro y mirarnos en nosotros», explicaba Luengo Massoni en la rueda de prensa de presentación.

En setiembre se inaugurará en el puente de Mundaiz “Tiras por la paz”, la otra instalación ganadora del concurso artístico junto a “GU”, en la que se invitará al público a participar «activamente» en la «creación permanente de la obra».

Polémica con fotógrafos

Esta iniciativa fue presentada por el responsable del programa cultural de DSS2016, Xabier Paya, junto a Cristina Aguirre, gerente de K6 Gestión Cultural, la entidad a la que se adjudicó el proyecto por 226.100 euros –sin IVA–. Tanto Paya como Aguirre dieron por resuelta la polémica que se produjo cuando un grupo de fotoperiodistas, entre ellos Andoni Lubaki, colaborador de este diario, denunciaron haber sido «humillados» por Donostia 2016 al haberles propuesto ceder sus imágenes de manera gratuita.

Aguirre reiteró que el origen estuvo en un email «no bien redactado» al que siguió otro que «reformulaba» la propuesta, por lo que la situación se recondujo. Finalmente, ocho de los dieciséis fotoperiodistas a los que se invitó a participar se han sumado a esta “Milla de la paz” según informó.

La responsables de K6 Gestión Cultural explicó que el recorrido de este kilómetro y medio largo de exposición se divide en cuatro zonas; la primera de ellas Plaza Ágora, sobre al estación de autobuses, recoge imágenes de resistencia social y destrucción total.

En ese espacio se organizarán además charlas, talleres, cine, como parte del programa de actividades que arranca el sábado con la adhesión de la Capitalidad a la propuesta mundial “1.000 grullas por la paz”, que conecta el aniversario de la bomba atómica que cayó con Hiroshima con la niña Sadako Sasaki, una de sus víctimas, la cual confeccionaba pajaritas de papel esperando que al llegar al millar podría salvar su vida.

En la segunda zona, “Caleidoscopio de las violencias”, se muestran conflictos recientes y actos de vulneración de los derechos humanos; y en la tercera, “A vivir en paz se aprende”, que se ha instalado en el parque Araba, se aborda la Convención de los Derechos de Niño porque esta dirigida a los más pequeños.

En la última, “Paz en construcción”, se invita a los visitantes a adoptar una «actitud comprometida con la construcción de la paz bajo el principio de que la paz es posible».

«Buscamos tanto acciones colectivas organizadas como acciones individuales espontáneas», precisó Aguirre, quien señaló que esta exposición al aire libre «adopta la metáfora del río como frontera natural y los puentes como elementos construidos para facilitar el diálogo y el encuentro».