Alberto PRADILLA
CRISIS POLÍTICA EN EL ESTADO: ELECCIÓN DEL PRESIDENTE

Las «derechas» van con el PSOE

Pedro Sánchez trata de sacarse la presión para que se abstenga y haga presidente a Mariano Rajoy argumentando que eso corresponde a «las derechas». Ahí ubica a Ciudadanos, PNV, PDC y Coalición Canaria. Con todos, menos con los catalanes, gobierna el PSOE.

La obligación de las derechas es ponerse de acuerdo». Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, lleva semanas atrincherado en un único argumento: no se abstendrá para permitir que Mariano Rajoy siga como presidente porque corresponde al inquilino de La Moncloa buscar alianzas entre sus «afines ideológicos». Después de semanas desparecido tras el 26J, cuando salvó la papeleta del «sorpasso» pero se llevó el peor resultado de la historia de Ferraz, a Sánchez no se le ha ocurrido un eslogan mejor para escurrir el bulto. Y se aferra a la votación para las vicepresidencias del Congreso, que salieron con 179 avales (algunos de ellos mágicos, ya que sus supuestos autores los niegan). En ese heterogéneo paquete, el líder del PSOE mete a Ciudadanos, PNV, Partit Demòcrata Català (nueva marca de la antigua Convergència) y Coalición Canaria. En la práctica, es el PSOE quien gobierna o ha sellado pactos con todos ellos salvo con los independentistas catalanes. Es decir, que lo que el PSOE llama «las derechas» prefieren a Ferraz que a Génova. Difícil de explicar para quien pone «líneas rojas» y posteriormente las transita a conveniencia.

Quizás sea una coincidencia, pero la referencia a «las derechas» lleva irremediablemente a pensar en la CEDA, la Confederación Española de Derechas Autonómas que concurrió a las elecciones durante la II República española. Aunque seguro que Sánchez no lo dice por eso. Parecería descortés con alguien como Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, y que ha sido su socio hasta anteayer. Resulta paradójico que ahora el PSOE ubique al partido naranja como el principal aliado del PP cuando meses atrás Sánchez y Rivera sellaron un pomposo acuerdo en el Congreso en el que, según revelaba ayer ‘‘Público’’, ambos se repartieron presidencia y vicepresidencia. No les sirvió de nada pero pudieron hacerse una foto ante «El Abrazo» de Juan Genovés y jugar a que eran Adolfo Suárez y Felipe González. O quien Sánchez prefiriese.

No es nueva la ambigüedad del PSOE hacia la formación naranja, a la que ha descalificado como «derecha» y ubicado en el bloque del cambio indistintamente. Esta misma semana, preguntado por sus vaivenes, Sánchez argumentaba que no «descubría la pólvora» al señalar la ideología de Rivera. Que si había llegado a un pacto con él era por la necesidad de buscar acuerdos «transversales». Ya se sabe que el que no se consuela es porque no quiere. Además, no se puede olvidar que no solo Sánchez se ha dado la mano con representantes de Ciudadanos. Su archienemiga, Susana Díaz, necesita del apoyo de los de Rivera para mantener el Gobierno andaluz. Ahí tampoco se pusieron exquisitos con los «afines ideológicos» del PP cuando tuvieron que firmar un pacto.

El siguiente caso es el del PNV. Que Pedro Sánchez aparezca ubicando a los jelkides como escuderos del PP cuando tiene firmada una alianza preferente y gobiernan juntos la mayor parte de instituciones de la Comunidad Autónoma Vasca es algo que clama al cielo. No es solo el apoyo del PSE a Iñigo Urkullu. Son diputaciones y algunos de los principales ayuntamientos, como recordó Aitor Esteban. Que Patxi López, que fue lehendakari con los votos del PP, se aferre a la teoría de «las derechas» y «los afines» solo sirve para comprobar que se puede llegar hasta el infinito para sostener un sofisma.

Aquí no termina la lista. También Coalición Canaria, otro supuesto aliado de Génova, mantiene un pacto de gobierno con el PSOE en Canarias. El 9 de julio de 2015, tras las elecciones autonómicas, Fernando Clavijo, candidato de Coalición Canaria, se hizo con la presidencia de las islas gracias a los votos de su formación y del PSOE.

No se puede descartar que el PP busque (y encuentre) apoyo entre los aquí enumerados. Pero, si nos atenemos a los hechos, más que «afines ideológicos» de Génova son compañeros en los gobiernos de Ferraz.