Con el calor sofocante que soporta estos días el Botxo, a un grupo de jóvenes no se le ocurrió ayer mejor idea que salir de casa con los trastos para ir a la playa y efectuar una kalejira reivindicativa. Su objetivo, poner en cuestión el modelo de ciudad que se está promoviendo desde el Consistorio bilbaino y, de modo socarrón, pedir al alcalde que les dote de una playa donde «disfrutar» del turismo.

Los vecinos del Casco Viejo conocen de primera mano lo que ha supuesto el incremento del turismo y a los jóvenes que organizaron esta kalejira no les gusta por el impacto que está teniendo en el centro histórico. Tienen claro que el turismo está generando negocio, pero apostillan que los beneficiados son las grandes empresas, no los propios vecinos.

Su protesta, coincidiendo con Aste Nagusia, sorprendió a más de uno que se encontró con un grupo de jóvenes con sombrilla, silla de playa y flotadores. Vestidos «de turistas», más de uno les preguntó por el motivo. «Aquí, en Bilbo, el alcalde recibe con los brazos abiertos a todas las grandes multinacionales para impulsar un turismo elitista, que en nada nos beneficia a los bilbainos, por mucho que insistan en que vamos a salir beneficiados de esta ciudad cosmopolita que quieren construir. Los únicos que vuelven a conseguir beneficios son ellos –explicaron– aquellos que les han abierto y ven como sus txiringitos engordan».

Además, censuraron que se trate de «menospreciar» el trabajo de las comparsas, al igual que, creen, se hace en los diferentes barrios de la villa con las comisiones de fiestas. «Están empeñados en que sea una Semana Grande de señoritos, obviando que la mayoría de la población quiere unas fiestas populares y participativas como Aste nagusia», manifestaron.

Para estos jóvenes, algunas iniciativas municipales tratan de «vender» un modelo de fiestas unido al turismo, con el que no están nada de acuerdo pues, creen, que «de nuevo solo beneficia a los txiringitos de algunos». «Señor Aburto, Bilbo no es su txiringito», espetaron al alcalde, al tiempo que irónicamente le pidieron una «playa para el Casco Viejo».