Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Heidi»

La vuelta a los Alpes suizos cantando el «yohodraehó»

Aa cuantos acostumbran a repetir el mantra de que ya no se hacen películas como las de antes, les recomiendo ver la nueva versión cinematográfica del clásico literario de Johanna Spyri, que supera con creces a todas las adaptaciones anteriores, ya fueran animadas o de acción real. Por fin se consigue captar el verdadero espíritu de la autora, gracias a un tratamiento naturalista que sirve para retratar el entorno paisajístico de unos personajes que viven y sienten el aire de las montañas, lejos del mundanal ruido.

La diferencia la marca de entrada Bruno Ganz, que quedará para el resto de los tiempos como el viejo de los Alpes, un papel que hace suyo con esa mezcla de carácter agreste y oculto buen fondo. Junto a este ermitaño de pro impresiona también la caracterización de Pedro, visto como un pastor de cabras totalmente asilvestrado, pero al que la protagonista sabe llevar muy bien, y no solo cuando intenta alfabetizarle. Porque ella hace de catalizador entre la cultura rural y la urbana, sacando lo mejor de cada uno de esos dos mundos. Como mujer sensible desde la más tierna infancia Heidi conecta con Klara por medio de una amistad, todo lo inocente que se quiera, pero que provoca los lógicos celos en el chico del incipiente y tímido triángulo.

En “Heidi” (2015) el conocido conflicto sentimental, con emociones tan fuertes como para provocar una sanación o reacción sicosomática de las milagrosas, se ve superado en todo momento por la grandeza de unas localizaciones liberadoras. Al ver corretear por la hierba a la actriz infantil Anuk Steffen, y no digamos ya cuando monta en trineo con su abuelo sobre la nieve, se experimenta esa alegría a campo abierto que a nada es comparable. La música “jodeln” es la que mejor expresa dicha ascensión vital a los Alpes suizos, que te mueve a cantar el “yohodraehó” con el falsete más sincero y emotivo.