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Incertidumbre en Uzbekistán tras la hospitalización de su presidente

El presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, que dirige el país desde antes de su independencia hace 25 años, se encontraba ayer en una unidad de cuidados intensivos tras sufrir un derrame cerebral, mientras crecía la incertidumbre en torno a su eventual sucesor.

«Debido a un derrame cerebral que sufrió el sábado por la mañana fue hospitalizado y se encuentra en una unidad de cuidados intensivos», escribió Lola Karimova-Tilliaieva en Facebook, al informar del estado de su padre, Islam Karimov, presidente de Uzbekistán, el país más poblado de Asia Central. Añadió que, según los médicos, su estado es «estable» y pidió no caer en «especulaciones». Anoche se desataron los rumores sobre su fallecimiento, lo que aumentaba la incertidumbre sobre su eventual sucesor, aunque los expertos auguraban una transición «más o menos estable».

Karimov, que a sus 78 años sigue dirigiendo Uzbekistán desde que el país se independizó, no tiene un sucesor claro, lo que augura que una eventual transición de poderes se decidiría entre su círculo más cercano de familiares y altos cargos. De no haber un consenso en la transición, se podría producir una desestabilización en este país predominantemente musulmán de 32 millones de habitantes escenario desde hace tiempo de acciones de milicianos islamistas y estratégicamente situado al norte de Afganistán.

Los nombres que circulan como sucesores potenciales de Karimov son el actual primer ministro, Shavkat Mirzioiev, y su viceprimer ministro Rustam Azimov, considerados rivales.

«Ya ha comenzado la lucha en los pasillos del poder. Las riendas están cambiando de manos», dijo a AFP el experto Kamoliddine Rabbimov, quien, no obstante, sostuvo que la élite política asegurará una transición «más o menos estable».

La hija mayor del presidente, Gulnara Karimova, cayó en desgracia tras ser considerada durante mucho tiempo su posible sucesora. Acusada de corrupción, se encontraría bajo arresto domiciliario desde 2014. Su hija menor, Lola, es embajadora de Uzbekistán ante la Unesco, en París, y no ambiciona dirigir el país, aseguró Rabbimov.

Karimov ascendió todos los escalafones del aparato del Partido Comunista en la época de la URSS hasta erigirse secretario general y líder del Uzbekistán soviético en 1989. Logró mantenerse en el poder tras la independencia, en 1991. Su «reinado» desde entonces ha estado asociado a largos mandatos, victorias electorales aplastantes y una participación presentada como masiva en cada cita.

La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) denunció que las comicios de marzo se celebraron sin competencia, porque las autoridades «no dejaron espacio para oposición».