Pablo GONZÁLEZ
Varsovia
Elkarrizketa
MARTA TYCNER/RADOSLAW KOBA
PORTAVOCES DE RAZEM (IZQUIERDA POLACA)

«Entre los católicos polacos los hay realmente de izquierdas»

Razem (Juntos, en polaco), es un partido de izquierdas que surgió en mayo de 2015, justo después de la primera vuelta de las presidenciales. Unos meses, una campaña en internet y 9 segundos en televisión más tarde logró más de medio millón de votos (3,62%). Los sondeos le auguran hoy hasta un 10%.

Marta Tycner (Varsovia, 1982), del grupo de trabajo internacional de Razem, y Radoslaw Koba (Chestochowa, 1991), del consejo nacional del partido, explican a GARA cómo se hace política de izquierdas en Polonia.

¿Cómo se define Razem?

Marta Tycner (M.T.): Es un partido fundado hace más de un año, después de las últimas elecciones presidenciales y antes de las parlamentarias, cuando mucha gente se dio cuenta en Polonia de que no había nadie a quien votar. Se creó algo en oposición al Gobierno liberal-conservador. Fue una situación bastante obvia la que llevó a su creación, y más teniendo en cuenta lo que sucede en Europa occidental, donde la nueva izquierda se opone a gobiernos liberales.

Radoslaw Koba (R.K.): Nació con la intención de crear una nueva izquierda independiente que no tuviera conexiones con la izquierda integrada en el sistema, responsable de la gran depresión de la izquierda por adoptar y participar en políticas económicas liberales y conservadoras. Por ello, para nosotros, era importante cortar todo vínculo con ellos y crear algo nuevo que la gente no asocie a maneras autoritarias de gobierno.

Ideas de izquierda en Polonia, ¿cómo y por qué??

R.K.: Siempre se podían encontrar ideas de izquierdas en un radio de 10 kilómetros alrededor de los campus académicos (se ríe). De todos modos, siempre han estado presentes entre los electores típicos de izquierdas, la clase obrera, y también entre los mayores.

M.T.: Otros, como yo, nos hemos unido sin ser ni clase obrera ni pertenecer a los círculos académicos de izquierdas; simplemente porque nos dimos cuenta de que algo terriblemente erróneo le pasa al mercado laboral. No es sostenible mucho más allá ni a nivel personal, ni a nivel social. Es inimaginable que sitios así puedan existir en Europa, esta ausencia de derechos de los trabajadores, con gente totalmente fuera de toda legislación laboral y trabajando sin protección ninguna.

¿Cómo valoran la situación actua, cuando gobierna un partido conservador y la oposición mayoritaria no parece diferenciarse mucho de él?

M.T.: Es una situación política bipolar, con un Gobierno de derechas y una oposición liberal, y aspiramos a ser la tercera fuerza. La política del Gobierno es extremadamente conservadora en cuanto a los derechos individuales, los derechos de minorías, el derecho al aborto..., la derecha clásica. Pero al mismo tiempo tienen una política económica más matizada. Son un tanto incoherentes, parcialmente son neoliberales, parcialmente llevan una política económica más social. Por otro lado, tenemos a la oposición, que se concentra en criticar al Gobierno en elementos ideológicos, pero que no tiene una idea clara de qué hacer en temas económicos y sociales, y es precisamente ahí donde queremos intervenir.

R.K.: El problema de Ley y Justicia (el partido conservador en el poder) es que sigue pensando que puede implementar programas sociales y al mismo tiempo pueden dejar el sistema fiscal tal cual. No ven positivas reformas como bajar los impuestos sobre los salarios o implementar impuestos progresivos, del tipo ‘más ganas, más pagas’. Por ello, aunque haga programas de supuesto éxito como el de la ‘Familia 500+’ (500 zlotys al mes por cada hijo más allá del primero), no explican cómo lo va a financiar.

M.T.: Son programas que parecen a favor de la sociedad, pero que realmente son a favor de la familia. No son anticapitalistas en nada, están a favor de las grandes empresas, aunque a veces discriminen sobre si su origen es polaco o alemán.

Últimamente se critica mucho al Gobierno polaco por las reformas autoritarias que está imponiendo, como la del Tribunal Constitucional, que ha sido reformado según sus intereses, o la ley del aborto, una de las más restrictivas de la Unión Europea.

M.T.: Son cosas diferentes, la crisis constitucional es importante si se pregunta a gente de Varsovia, y bastante menos si se pregunta a gente de ciudades pequeñas o pueblos. Es un tópico en el que uno se pierde en los aspectos legales de la cuestión. Es extremadamente complicado y los círculos liberales lo han seguido con razón, pero no es una cosa que vaya a marcar una diferencia política sustancial. Ahora tenemos un dualismo legal con diferentes interpretaciones de las leyes, es un problema, pero no es algo que a la gente le afecte en su día a día, pero la ley del aborto sí es una cosa completamente diferente, algo que nos toca directamente a las mujeres, haciendo que dependa de la cantidad de dinero que tengas para ir fuera del país a realizar el aborto, por ejemplo a Eslovaquia.

R.K.: Aún así, lo otro tampoco tiene pase. Si quieres cambiar la constitución, como están haciendo ahora, debes tener la mayoría en el Parlamento, pero ellos no lo aceptan e intentan llevar a cabo lo que desean por otros métodos, lo cual daña a todo el país, a la idea de Estado.

Polonia es una nación muy religiosa. ¿La tradición católica no crea contradicciones para poder implementar ideas de izquierda?

M.T.: Por supuesto que existen contradicciones, pero no es una cuestión en la que no se pueda tener influencia. No es una actitud que siempre esté presente en los polacos, va cambiando todo el tiempo. Como con el tema del aborto, la situación era diferente en los tiempos comunistas, luego diferente en los años noventa y ahora vuelve a cambiar. Eso significa que hay margen para cambiar cosas. No hay que tener miedo al catolicismo y a su influencia, la Iglesia en sí misma tampoco está unida del todo. Desde que han perdido a su papa (Juan Pablo II era polaco) no acaban de encontrar su lugar del todo y van cambiando.

R.K.: Tenemos que recordar que los católicos polacos no son un grupo monolítico, algunos son realmente de izquierdas. Otros apoyan a los liberales y otros, a los populistas de derechas. Incluso nosotros tenemos nuestra parte católica (ríen los dos).