Iñaki URIARTE
Arquitecto

Terranova y Labrador, cultura vasca y ridículo universal

El autor, habitual colaborador de GARA, atento analista, divulgador y defensor del patrimonio cultural de Euskal Herria, describe cómo un asunto de suma importancia internacional para la cultura vasca es, en su criterio, despreciado por Eusko Jaurlaritza.

Uno de los hechos más singulares de la civilización vasca es la legendaria aventura de la pesca del bacalao y la captura de ballenas al otro lado del Atlántico, en Terra Nova y Labrador, con embarcaciones y medios muy rudimentarios, muestra de conocimiento, esfuerzo y valentía. En este artículo se comentan tres aspectos de este episodio: la divulgación de la epopeya pesquera con la presencia vasca en tierras lejanas, la reconstrucción de una embarcación histórica como testimonio material, y la torpeza cultural del Gobierno Vasco.

En esta grandiosa hazaña, básicamente conocida por la leyenda basada en la memoria oral y algunos testimonios como la toponimia, hay un momento culminante y una persona determinante: Selma Huxley (Londres, 1927), viuda de Barkham. Historiadora canadiense de reputación internacional en el estudio del pasado marítimo de Canadá y Euskal Herria. Como investigadora independiente en 1972 se trasladó a nuestro país para indagar en archivos sobre un aspecto concreto de la historia canadiense y vasca del que se tenían algunas referencias comunes, la presencia de pescadores vascos en la antigua Terra Nova, Canadá durante los siglos XVI y XVII. Algunos incluso se establecieron de lo que da testimonio Port aux Basques, uno de los más antiguos pueblos de América del Norte.

Huxley encontró centenares de documentos que aportaban importantes descubrimientos históricos e indicios para estudios arqueológicos con los que se pudo reconstruir un capítulo poco conocido del pueblo vasco. Divulgó la existencia de pesquerías vascas del bacalao y la ballena en Terranova y Labrador especialmente en el siglo XVI, sus puertos balleneros, los restos arqueológicos de sus bases, así como la presencia de galeones vascos hundidos en 1565, entre ellos el San Juan construido en Pasaia.

Uno de los puertos balleneros documentados, Red Bay, en la península de Labrador, fue en 1979 declarado Sitio Histórico Nacional de Canadá. El Gobierno canadiense en 1981 reconoció a Selma Huxley tan excepcional trabajo como «una de las más brillantes contribuciones, en años recientes, a la historia de esta nación» y le otorgó su mayor galardón civil la Orden de Canadá. En febrero de 2014 Eusko Jaurlaritza, finalmente, le concedió la distinción Lagun Onari.

Ridículo universal

Red Bay Basque Whaling Station, la estación ballenera vasca del siglo XVI y entonces la más grande del mundo ubicada en Labrador frente a Terranova está considerada como uno de los vestigios más antiguos, integral y mejor conservados de la presencia europea en Canadá. Dado su valor cultural excepcional todo el conjunto arqueológico fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial por UNESCO el 22 de junio de 2013.

Un año después, el 23 de julio de 2014, este reconocimiento, que significa ser un lugar de interés universal excepcional y una aportación a la historia canadiense, fue muy celebrado por los habitantes de Red Bay participando en un acto junto con el senador David Wells, el ministro Sandy Collins, representantes del Gobierno de Canadá y la alcaldesa del lugar Wanita Stone. Se colocaron tres placas conmemorativas de la UNESCO en inglés, francés y euskara, en las que se destaca su importancia internacional.

La no asistencia de ninguna personalidad cultural y autoridad política vasca es sumamente significativa. Se conformaron con que se leyeran dos cartas de salutación de la consejera vasca Ana Oregi, usurpando funciones propias de cultura que no le correspondían y del presidente de Unesco Etxea y se proyectó un breve vídeo con un saludo del lehendakari Urkullu. Esta gigantesca grosería diplomática, pobreza intelectual y miseria cultural es un ridículo universal que fue muy criticado en ambientes científicos y universitarios, especialmente en Canadá, y que debería avergonzar a Eusko Jaurlaritza, fue silenciado por la prensa leal.

Ningún país con una cultura y lengua tan antigua, singular y minorizada hubiese despreciado esta gran y excepcional oportunidad de destacar la etnografía y el euskara en el mundo. El desprecio de Eusko Jaurlaritza a UNESCO, Canadá y la cultura universal, que se trató de ocultar, denota que estamos gobernados por gente básicamente insensible sino ignorante, olvidadiza de su propia historia a las que les sobra la cultura. La caza de la ballena, épico episodio inventado por pescadores vascos en el siglo XVI, es probablemente por su enorme trascendencia para la humanidad en aquella época el hecho más importante de la cultura vasca en la historia universal.

De todos modos no es ninguna novedad esta catástrofe cultural de un gobierno como el PNV que lo sustenta, todavía excepto y parcialmente el euskara, no ha entendido el singular sentido identitario del patrimonio y la cultura vasca, le produce pánico. Nada de extrañar cuando la consejería de Cultura la ocupan personas como Cristina Uriarte, una calamidad que avergonzaría a cualquier administración a la que perteneciera. Basta recordar en su departamento las irregularidades económicas, por no decir corrupción, muchísimos millones de euro en una operación tan frecuente en su partido con el asunto del transporte y los comedores escolares. También es penoso que hasta para hablar del euskara en Araba Euskaraz, (19/06), Ibilaldia (29/05) tenga que leer, una muestra de carencia de solidez y de convencimiento, o que no acudiera a Herri Urrats este año cuando lo hizo por primera vez el Gobierno de Nafarroa. Consecuentemente nuestra nación avanza lenta e irremediablemente a la desintegración nacional por su autodestrucción identitaria. Eusko Jaurlaritza parece que no ha conocido el lema italiano “Una nazione é viva quando é viva la sua cultura”.