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BRUSELAS

Luxemburgo, otra escala de la lucha contra la evasión fiscal en la UE

La Comisión Europea realizará otra relevante investigación sobre un supuesto de evasión fiscal dentro de las fronteras comunitarias. En esta ocasión, la empresa en cuestión es GDF Suez (ahora Engie) y el presunto paraíso fiscal, Luxemburgo. Para más inri, el Estado francés posee una gran parte del capital de la empresa.

Bruselas sospecha de que el grupo energético Engie, del que el Estado francés posee un tercio del capital, organizó «dos montajes» financieros para escapar en cierta medida a los impuestos que debía abonar en Luxemburgo, y de que lo hizo con la complicidad del Gran Ducado. Por ello, la Comisión Europea (CE) ha abierto una «investigación en profundidad».

«La Comisión teme que varias decisiones fiscales anticipativas [las llamadas tax rulings] emitidas por Luxemburgo confirieron potencialmente a GDF Suez [ahora con Engie como nueva marca] una ventaja injustificada en relación a otras sociedades, violando las reglas de la UE relativas a las ayudas de Estado», se explicaba en el comunicado difundido ayer.

Esta investigación afecta a los acuerdos fiscales adoptados desde setiembre de 2008 entre Luxemburgo y GDF Suez a propósito de dos transacciones financieras efectuadas en 2009 y 2011 dentro del grupo. «Parece que una parte significativa de los beneficios registrados por GDF Suez en Luxemburgo a través de estos dos montajes no se cargó con ningún tipo de imposición», indicó la CE. «Si se confirmara esto, querría decir que GDF se benefició de una ayuda de Estado ilegal», añadió.

Nada que declarar

Contactada por AFP, la compañía dijo «tomar nota» de la apertura del procedimiento, que «no prejuzga de ningún modo la decisión final» y se comprometió a «cooperar plenamente con la Comisión». Presente en Luxemburgo desde 1933, emplea allí a más de 300 personas, pero no informa de su cifra de negocios en ese país, según comentó France-Presse.

Por su parte, el Ministerio luxemburgués de Finanzas afirmó que «no fue concedido ningún tratamiento fiscal particular o ventaja selectiva a las sociedades del grupo Engie», mostrándose dispuesto a suministrar «todas las informaciones requeridas por la Comisión».

Las dos transacciones puestas a examen fueron acordadas, la primera en 2009, por “LNG Luxembourg” con “GDF Suez LNG Supply” y, la segunda en 2011, por “Electrabel Invest Luxembourg” con “GDF Suez Treasury Management”. La Comisión estima que cada una de ellas fue tratada por Luxemburgo «de manera incoherente».

Por un lado, dejó actuar a las primeras como si la transacción fuera un préstamo; así pudieron deducir los intereses generados de su renta imponible en Luxemburgo. Por otro, las “prestamistas” pudieron comportarse como si la transacción constituyera, no un préstamo, sino una toma de participaciones; de esa forma, los ingresos originados por la operación fueron considerados como una remuneración de capital y exonerados de pagar impuestos, como autoriza la ley luxemburguesa.

París, el principal accionista

Comparada con otras investigaciones, como la que ha concluido con la reclamación a Apple de 13.000 millones de euros, más intereses, por beneficiarse de ventajas fiscales en Irlanda, esta tiene la peculiaridad de que el Estado francés es el principal accionista de Engie, con un 32,75% del capital a 31 de diciembre de 2015, como se recoge en el sitio web del propio grupo.

Desde hace unos meses, Bruselas ha puesto bajo el foco las ventajas fiscales acordadas por los Estados miembros de la UE con las multinacionales. En el caso de Luxemburgo, esta es la cuarta investigación: Fiat ya ha sido instada a devolver ayudas ilegales, y están en curso las de McDonald's y Amazon.

Juncker tiene mucho peso a ambos lados de la balanza

El actual presidente de la Comisión Europea es un luxemburgués. Y ese dato no pasaría de ser producto de la casualidad al relacionarlo con la investigación que se hizo pública ayer si no fuera por el hecho de que Jean-Claude Juncker, antes de ser cocinero, fue fraile. Es decir, que antes de regresar a Bruselas, donde cursó estudios de bachiller, para tomar las riendas de la UE, fue primer ministro de Luxemburgo; y antes fue titular de las carteras de Finanzas, de Trabajo y Empleo, y de Presupuestos, llegando a simultanearlos en 1995. Durante sus distintas etapas en el Ejecutivo del Gran Ducado dejó su impronta en sucesivas reformas fiscales.

También conviene recordar que fue gobernador del Banco Mundial (BM) entre 1989 y 1995.

Desde 1995 hasta 2013 fue renovando los cargos de primer ministro y de ministro de Finanzas, por lo que, al menos políticamente, era el responsable de controlar las operaciones realizadas en su país por GDF Suez que ahora resultan sospechosas a los ojos de la Comisión Europea.

Precisamente, en noviembre de 2014, poco después de ser nombrado presidente de la CE a propuesta del Partido Popular Europeo, fue muy cuestionado tras la filtración de los «LuxLeaks», documentos que daban a entender que, bajo su mandato, Luxemburgo se había convertido en un centro de evasión fiscal. T.F.