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LONDRES

El Brexit, primer rechazo en una economía avanzada a la globalización

El triunfo del Brexit es el primer ejemplo de una economía avanzada que rechaza la globalización, según un análisis del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, que lo considera el mayor cambio geopolítico conocido en Europa en una generación.

El triunfo del Brexit en el referendo del 23 de junio es el primer ejemplo de una economía avanzada que rechaza la globalización, según el último informe presentado ayer en Londres por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).

El documento «Sondeo Estratégico 2016: Revisión anual de Asuntos mundiales», que elabora anualmente este foro de análisis británico, estima que el resultado de la consulta a favor de que el Reino Unido abandone la UE supone, el «mayor cambio geopolítico» producido en Europa en una generación.

El estudio advierte de que «amenaza el futuro del proyecto europeo» y «debilita su coherencia estratégica», al tiempo que «refuerza potencialmente la posición de Alemania como líder de facto de la región».

A la hora de establecer un acuerdo entre Londres y Bruselas, alerta de que «en interés de ambas partes, deberá llevarse a cabo una negociación estratégica con el objetivo de desarrollar una nueva colaboración económica y política». «El Brexit cambiará a la UE tanto como cambiará la relación del Reino Unido con la Unión», apuntó este análisis, por lo que ve necesario un «liderazgo extraordinario» por parte de este país, de los estados clave de la UE así como de la Comisión y el Parlamento europeos a fin de establecer una «relación sana y mutuamente beneficiosa».

A modo general, el informe estima que el aumento del populismo en países desarrollados, el rechazo a la globalización o los arraigados conflictos en Oriente Medio fueron factores que alteraron el orden internacional en 2016. En la presentación, el director general del IISS, John Chipman, afirmó que las estructuras de la geopolítica se han «escindido tanto» a nivel global en el último año que «los cimientos del orden mundial se ven alarmantemente débiles» y los líderes mundiales se encuentran en un constante estado de control de crisis, que llevan a cabo desde un enfoque individualista, como Rusia en Siria, China en su mar meridional o Arabia Saudí en Yemen.