Ion SALGADO

MARTIN TTIPIA, UN DESCONOCIDO MUY RELEVANTE EN LA HISTORIA DE GASTEIZ

Muchos gasteiztarras no saben quien fue Ttipia, desconocen quién era este militar navarro que defendió durante nueve meses la ciudad, asediada por las tropas castellanas. Ayer, el Ayuntamiento y Martin Ttipia Elkartea le rindieron un homenaje en Alde Zaharra.

Políticos y ciudadanos anónimos se dieron cita ayer en la trasera de la calle Fray Zacarías Martínez. Se reunieron en el corazón de Gasteiz, junto a la muralla medieval, entre las antiguas neveras y el cantón de la Soledad, a escasos metros de Montehermoso y de la catedral de Santa María. Y lo hicieron para rendir un sentido homenaje a Martin Ttipia, una persona desconocida para muchos vecinos y vecinas y que, sin embargo, jugó un papel determinante en la historia de la ciudad. Fue él quien dirigió la defensa del Nova Victoria, anteriormente conocida como Gastehiz, durante el asedio castellano, que comenzó a mediados de 1199 y finalizó nueve meses después, en el año 1200.

Iñigo Larramendi, integrante de Martin Ttipia Elkartea, asociación que ha hecho posible este reconocimiento popular, recuerda que la primera referencia que se tiene del militar navarro data del año 1177, y apunta a que Ttipia no era más que un soldado raso en la zona de Zangoza. Poco después se tiene constancia de su ascenso a tenente, una figura equiparable a la de gobernador, y su presencia en Nafarroa Beherea. A finales del siglo XII llegó a Nova Victoria, que había recibido fuero por parte de Sancho VI “El Sabio” en 1181. La llegada de Ttipia, que sustituyó a Pedro Ramírez, coincidió con la invasión castellana. Las tropas del rey Alfonso VIII, incumpliendo el acuerdo de límites alcanzado en 1179, llegaron a las puertas de la ciudad a comienzos de verano, «antes de recoger las cosechas».

Ttipia dirigió la defensa de la ciudad durante el sitio castellano, que duró nueve largos meses. Larramendi recuerda que las propias fuentes castellanas dan cuenta de la crudeza del asedio. «Fue muy duro y se habla de que la gente pasó hambre», destaca. El obispo de Iruñea y un representante de Nova Victoria fueron en busca del rey navarro, Sancho VII “El Fuerte”, que se encontraba en Al-Andalus. El monarca navarro, consciente de que no podía auxiliar a los sitiados, autorizó la rendición de la ciudad, la más importante de la zona occidental.

Cabe destacar que algunas publicaciones recientes niegan que existiera una «voluntaria entrega» de la ciudad, esgrimida por algunos para justificar la «anexión» de Araba a Castilla. El historiador Fernando Sánchez Aranaz circunscribe la «Voluntaria Entrega» a la entrega por parte de los señores de la Cofradía de Arriaga de sus derechos jurisdiccionales a cambio de conservar sus privilegios fiscales y la propiedad de los señoríos. «No fue un pacto entre los alaveses y el rey de Castilla tras la conquista de 1200, sino la renuncia de sus derechos jurisdiccionales de los señores en 1332», sostiene en un artículo publicado en la web de Nabarralde.

Consecuencias de la conquista

En cuanto al futuro de Martin Ttipia tras la conquista de Nova Victoria, Larramendi señala que este conservó su cargo y fue tenente en otras localidades del sur de Nafarroa. «Si la rendición de la ciudad se hubiera considerado una traición hubiera sido deportado, pero le dieron otras tenencias porque confiaban en él», destaca, y advierte de que las consecuencias de la toma de la ciudad «llegan hasta hoy». «No hablamos de algo que pasó hace 800 años, hablamos de algo que empezó a pasar hace 800 años», afirma.

«A corto plazo el Reino de Navarra perdió buena parte de la zona occidental y la salida al mar, y a largo plazo ha tenido consecuencias lingüísticas, culturales y políticas, porque los reyes castellanos fueron quienes trazaron las fronteras actuales», señala antes de hacer hincapié en la importancia de tener un estado propio para proteger las señas de identidad del pueblo vasco o, mejor dicho, navarro. «Me gusta la frase ‘somos lo que recordamos’, porque si olvidamos lo que somos estaremos desapareciendo».

El acto celebrado ayer en Alde Zaharra tiene por objeto recordar a Martin Ttipia y a todas las personas que sufrieron el sitio de la ciudad. En declaraciones a GARA, el alcalde de la capital alavesa, el jeltzale Gorka Urtaran, destaca que «Ttipia, junto con las y los pobladores de la villa de aquella época, realizaron una elogiosa defensa de su pertenencia al Reino de Navarra. Por tanto, son merecedores de este reconocimiento, con el que hemos querido reconocer su compromiso y fidelidad a la ciudad». Martin Ttipia tendrá a partir de ahora una placa historiográfica en el centro de Gasteiz, la ciudad que trató de defender durante meses, haciendo frente a la ofensiva de las tropas castellanas.