&dcFour;Al menos 61 personas murieron en el ataque de tres asaltantes fuertemente armados que irrumpieron el lunes en una academia de Policía de Quetta, al sudoeste de Pakistán. La mayoría de las víctimas eran cadetes de la academia que fueron sorprendidos en plena noche. Además otras 118 personas resultaron heridas, algunas al intentar huir saltando por las ventanas. Los asaltantes entraron antes de medianoche en la academia situada a una veintena de kilómetros de Quetta, la capital de Baluchistán. Se trata de una gran instalación que alberga a cientos de reclutas.

«Entraban en una habitación y disparaban, después pasaban a la siguiente. Golpeaban las puertas de las que estaban cerradas diciendo que eran del Ejército, y cuando los cadetes abrían, les disparaban», contaba Hikmatullah, uno de los heridos. Una vez dada la alerta, las fuerzas de seguridad se movilizaron y acabaron con el ataque unas tres horas después, según el general Sher Afgan, comandante de un cuerpo paramilitar encargado de la contraofensiva. Dos de los kamikazes hicieron entonces estallar sus cargas.

El atentado tuvo dos reivindicaciones distintas. Por un lado, los talibanes paquistaníes (TTP) afirmaron que quisieron vengar «el ciego asesinato de nuestros muyahidines» en la vecina provincia de Punjab. A su vez, el ISIS dijo que fue obra de tres de sus combatientes. El general Afgan lo atribuyó a una facción del grupo islamista Lashkar-e-Jhanvi, aliado de los talibanes paquistaníes, y aseguró que los asaltantes se comunicaban con mandos en Afganistán.

Baluchistán es escenario tanto de la violencia yihadista como de la insurrección separatista, así como de las ambiciones estratégicas chinas en infraestructuras que quieren convertirlo en un corredor hacia el mar de Arabia.