Pablo CABEZA
BILBO

Su Ta Gar, delicadeza y pólvora en el singular «Maitasunari pasioa»

Afortunadamente Su Ta Gar graba «Maitasunari pasioa» antes del accidente doméstico en el que Aitor Gorosabel se corta medio tendón, el nervio y una arteria del dedo índice de la mano izquierda. De hecho, en la actuación de hoy en Kafe Antzokia de Bilbo aún se cuenta con Aitor Losada a la guitarra. En cuanto al disco, STG arriesga con un esplendido cruce de sensaciones electro-acústicas de excepcional instrumentación y melodías magnéticas.

Hay muchas formas de escuchar un disco, por lo general, y siguiendo con la desculturización de lo musical y su entorno, desde el móvil sin auriculares, desde el ordenador... o en streaming sin los bafles finales adecuados. Bajo estas circunstancias se perderá todo el trabajo realizado en estéreo, balanceo que en ocasiones conducirá el bloque musical al centro y que, en otras, perfilará diferentes arreglos repartiendo entre los canales con un criterio admirable y sensorial, especialmente en el juego de guitarras. El sonido quadrafónico no se asentó, pero a “Maitasunari pasioa” le hubiese sentado especialmente bien el uso de cuatro canales para el oyente. Malos días para la alta fidelidad y buenas noticias para la música: el regreso discográfico de los grandes Su Ta Gar con un disco que forzosamente sorprende y cautiva. Cuatro músicos que destacan por su capacidad de creación, trabajo, principios y unión.

La canción más díscola de “Maitasunari pasioa” es un corte eléctrico, “Bowiek, denborari”, con un poderoso final, y que parece mentira que se forjara de la manera que explica Aitor Gorosabel: «Es una letra de Borxa. La escribió a raíz de la muerte de Bowie. Interpreto que por mucho que haya gente que brille y sea como un Dios, tal y como lo fue Bowie para muchos de nosotros, el resultado es que todos somos iguales; que todos y todas somos hijos e hijas de la creación del Universo. En cuanto a la música, partes de la canción estaban creados hace años. La rescatamos a raíz de la idea de editar un disco diferente. Lo cierto es que la parte acústica la compuse relativamente rápido y a la parte final quería darle un toque progresivo, que nada tuviera que ver con lo anterior. Estuvo a punto de ir al estudio sin la parte final que comentas. Tanto la idea de meter el teclado en plan Hammond como la explosión final la hicimos “in extremis”, utilizando la misma base musical de las acústicas, pero esta vez con distorsión y ritmo de batería».

La portada del álbum es un digipack ideado por la banda y acabado por un profesional, Unai Bergara. Tomando la idea de una buena parte de las canciones, que podrían ser escritos universales que trasladan sentimientos, simula una carta de correos, de esas que ya casi no se escriben ni se remiten. Espléndida idea que parte de textos de cierta intimidad descriptiva. Letras que le van muy bien a un disco de arpegios, estética eléctrica sutil y ataques de un músculo desbordante. Emociones. Gorosabel trasciende en este disco desde lo acústico a lo eléctrico, tocado por la magia de Satriani y refundado por sí mismo. Bastida le acompaña desde su trabajo de base, sólido y agradecidamente complementario y Galder e Igor son la base rítmica que ficharía para la defensa el Barsa o el City.

Se ha citado “Bowiek, denborari” anteriormente por ser una pieza única en la historia de STG, y que quizá incluso no sea un tema para el repertorio en directo por encaje, así que toca palpar el resto y dibujarlo en mente/corazón. Son nueve canciones más una especie de coda final de “Erresistentziara kondenatuak”. Este bloque le da compacticidad al álbum sin dejar de ser flexible; lo reviste y lo expande. De modo, que por múltiples escuchas que se le dé resulta complejo destacar canciones.

Reparamos en “Nor naizen jakin”, por la eficiencia representativa del todo: «Es una de las que más me gusta. Además es la demostración de que una canción es canción independientemente de las vueltas que le des. Surgió en el mismo estudio e iba ser exclusivamente guitarra y voz. Arpegios sencillos y sin complicaciones. Salió dejándola fluir. Con el texto lo mismo. Empezar a escribir y con unas pocas vueltas… acabada. Cosa que no es muy habitual. La fuimos vistiendo poco a poco y nos gusta mucho como ha quedado», señala Gorosabel.

Hay varias letras del querido Borxa Arrillaga: «Aparte de ser un poeta, es un auténtico titán. Es un ejemplo de coraje y humildad, de empatía; de cómo hacer frente a la vida mientras está viviendo una pesadilla continua, siempre con una sonrisa en la boca, restándose importancia y haciéndote sentir siempre algo importante. Es lo más grande que he conocido en mi vida», sentencia Aitor