Castillejo y Merino se ponen la txapela
Carles Castillejo y Aroa Merino ganaron una Behobia respetada por la meteorología. El catalán cumplió pronósticos defendiendo su txapela con un buen crono, mientras la canaria sorprendía con un gran debut.

Un año después de debutar con triunfo en una de las Behobias más bochornosas, Carles Castillejo repitió victoria en una edición más fresca y agradecida. La edición que no agotó dorsales resultó mejor de lo previsto, con tiempo nublado, algo de viento y 14 grados de temperatura, ideales para los corredores y llevaderos para los miles de aficionados apostados en las aceras que no tuvieron que abrir paraguas.
Solo los voluntarios que madrugaron por exigencias de la tarea se mojaron de verdad, el resto se encontró el suelo húmedo y en algún momento unas finísimas gotas, lo que facilitó la mañana a atletas y acompañantes. Las previsiones de lluvia se retrasaron a la tarde cuando el grueso del pelotón se encontraba a cubierto, disfrutando de la comida en sociedades o restaurantes. Eso ayudó.
En la carrera principal, Castillejo dio un recital. Tras una primera parte en la que el portugués José Manuel Dias Rocha intentó cuestionarle el liderato, exactamente igual que el año pasado, el catalán terminó largándose en solitario y apretando durante los últimos doce kilómetros para terminar estos 20 no homologados y con 192 metros de desnivel positivo en un buen tiempo de 1.00.19.
Nadie había corrido tanto en el recuperado circuito de la popular vasca. El barcelonés voló en solitario, aunque le sobraran 20 segundos para bajar de la hora y emular a Diego García, Alberto Juzdado y los keniatas Rugut y Rotich, los únicos cuatro atletas que lo han conseguido aunque en el otro recorrido.
Castillejo salió a verlas venir, con las piernas entumecidas, pero a partir del kilómetro 8 se sintió mejor. Decidió disfrutar un tramo y sufrir otro y hasta los últimos 200 metros pensó en bajar de la hora. «Si hubiera venido Iván –en referencia al gasteiztarra Fernández, que no se arriesgó a ser sancionado por la Federación Española por correr en una prueba que no está en su calendario– hubiera sido otra cosa. Al final ha sido una lucha conmigo mismo y salí vencedor», dijo tras el triunfo.
Y eso que la afición le llevó en volandas: «El público vasco es muy entendido y muy pasional, superior a los que te encuentras en otros sitios. Es de agradecer que con los 25 grados del año pasado o si hubieran caído chuzos estaría ahí. Venimos 5.000 catalanes y nos encontramos en las mismas áreas de servicio por el camino para correr esta carrera. El circuito es bonito pero sobre todo son 20 kms de marea humana, 20 kms de ánimos en los que nunca te sientes solo. Es la única carrera que tiene esto», comentó el doble vencedor.
Si Dias o Pedro Nimo le hubiesen apretado un poco más, quizás hubiera conseguido los dos premios. Pero ni el portugués, afincado en Biarritz, donde a sus 40 años trabaja de albañil después de haber ejercido como profesional y disputar diversos Mundiales y europeos de cross y 10.000 en pista con su selección, ni el maratoniano gallego estaban tan fuertes.
Así que Dias –vestido con la camiseta del Biarritz Olympique, club que comparte con el Sporting luso– subió al podio por encima de Nimo, el santiagués vencedor en 2013 que sonriente mencionaba: «Carles está a tope de forma y me queda la pena de que el segundo puesto estaba ahí. Quizás esperé demasiado pero los últimos 3 kilómetros ya es imposible. Cuesta abajo y con tanta gente animándote se me pone una cosa en el estómago de la emoción y me da flato. Estoy contento con la marca, pero si pruebas la chuleta ya no quieres pollo».
La Behobia es para veteranos
Una vez más la Behobia se rinde ante los veteranos porque si Castillejo, que lució el dorsal 2, tiene 38, la canaria Aroa Merino se proclamó campeona con 37.
Merino pretendía acudir con su paisano Juan Carlos Hernández, vencedor en 2014, que causó baja por una lesión de última hora. Así que esta triatleta lanzaroteña, que viene del ironman, se plantó sola en la salida con la intención de experimentar, no de ganar, mientras preguntaba al grupo de desconocidos que le rodeaba si faltaba mucho para acabar. Cuando la gente le decía «¡aupa neska, vas la primera! no me lo creía. En muy pocas carreras he visto tanta animación y tan buena organización. Es difícil y lo sé porque soy técnico deportivo y sé como es este trabajo», dijo feliz.
Merino sorprendió a Raquel Gómez ya desde el primer kilómetro. La extremeña defendía el título logrado con la camiseta del Pamplona Atlético y se vio relegada al tercer puesto en su estreno con la elástica de La Blanca, aunque agradecidísima de lucir el 1 en su dorsal. «Las piernas me pasaron factura en el km 16 y mira que estaba encantada de llevar el 1 con otros ganadores en carrera como Chema Martínez o Castillejo».
Segunda fue la madrileña Clara Simal, mientras los vascos tuvieron que conformarse con los puestos de honor. El mejor fue el labortano Pierre Urruti, por una magnífica quinta posición en 1.03:19. Pero eso no tiene premio, aunque sí ser el primer guipuzcoano. Fue una apretada pelea entre Eneko Agirrezabal y Ander Sagarzazu y la ganó el primero por 8 segundos, aunque ambos con marca personal y en el top8.
El de Segura obtuvo su primer Trofeo Diego García en su cuarta Behobia, «la primera en serio», tanto que firmó (1.03.20). Es difícil adivinar quién estaba más contento, este profesor de secundaria o su padre, que con 15 participaciones es un consumado behobiero. Terminó séptimo, seguido de Sagarzazu, mejor guipuzcoano en 2014 y 2015.
Entre las mujeres la mejor del herrialde fue Claudia Behobide. La hondarribiarra, vencedora en la general hace tres años, lleva media docena de Behobias en sus piernas y a sus 44 años sigue acumulando trofeos María Luisa Irizar para depositarlos en el trastero y no darse un baño de autoestima. Esta vez, sin embargo, cambiará el maratón donostiarra por la novedosa Dragoman que le llevará a El Bierzo. Lo que no cambia es su rutina, salir disparada del podio a trabajar en el restaurante que regenta en Hondarribia porque la hostelería no perdona.
Humedad sobre ruedas
Tampoco la de Joel Jeannot, que se tomó la victoria en handbike con su calma habitual. El atleta del Périgord, campeón mundial y bronce olímpico en los Juegos Paralímpicos de Río, se frenó por ese suelo mojado enemigo de los atletas que practican esta modalidad ciclista y la atlética en silla de ruedas. Jeannot tiene el récord en las dos disciplinas de la Behobia y ayer quiso ir sobre seguro «he ido tranquilo, porque el suelo mojado resbalaba». Aún así le metió tres minutos al segundo clasificado, el vasco Jon Galarraga que en su quinta Behobia obtuvo su primer podio. También Sergio Uriarte, el ganador sobre patines, aborrece el suelo mojado. «Prefiero cuatro Gaintxurizketas que la lluvia», y es que piso mojado es sinónimo de aluvión de caídas sobre ruedas.

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