Volkswagen, que emplea en todo el mundo a 624.000 personas, hizo público ayer un plan para recortar 23.000 empleos en Alemania hasta el año 2020, medida con la que pretende ahorrar 3.000 millones de euros anuales en las factorías alemanas. El grupo prevé un recorte total de plantilla de 30.000 personas solo en la «marca Volkswagen», de las que las restantes 7.000 serán en Brasil y Argentina, donde ya ha comenzado la reducción.

Precisó que no realizará despidos forzosos hasta 2025 y que reducirá el personal con jubilaciones anticipadas, disminuyendo la jornada a los trabajadores de más edad y otras fluctuaciones de personal.

Al mismo tiempo, quiere crear 9.000 empleos en otras áreas de crecimiento, como los vehículos eléctricos y la digitalización, con unas inversiones de 3.500 millones de euros.

Un año después de que saliera a la luz el escándalo de la manipulación de las emisiones de gases contaminantes, el consorcio alemán presentó estas medidas en su sede de Wolfsburg. Este año ha reducido las inversiones en áreas no relacionadas con la producción en 1.000 millones de euros y seguirá haciéndolo en los próximos tres ejercicios. El grupo ya había reducido las inversiones totales a 12.000 millones de euros anuales.

Confianza en Iruñea

En cuanto a la situación de la planta de Iruñea, donde se fabrica el Polo, fuentes de la compañía citadas por la agencia Efe indicaron que Volkswagen no tiene previsto aplicar aquí un recorte de plantilla, sino que, por el contrario, espera contratar entre 300 y 500 trabajadores más por el lanzamiento en 2018 de un segundo modelo.

Por su parte, Eugenio Duque, el responsable de CCOO en VWNavarra, se mostró confiado en que los recortes anunciados por la multinacional no tendrán ningún efecto en la factoría de Landaben. Añadió que los buenos resultados de la planta y los acuerdos alcanzados «van a garantizar un escenario sólido de inversiones, empleo y futuro».