Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
GONTZAL MENDIBIL
VOZ DE GONTZAL MENDIBIL ETA XEBERRI

«No es de extrañar que en seis meses se vendieran más de 25.000 discos»

Iniciado el segundo lustro de la década de los setenta, confrontación política y social, Gontzal Mendibil eta Xeberri debutan con «Zaurietatik dario», que contiene dos himnos inevitables: «Kapitalismoa» y «Bagare». El álbum se convierte de inmediato, y aún más con el tiempo, en una obra sin tiempo por temática y estilo. Su reedición en compacto lo muestra fresco, sugerente y testimonial.

“Zaurietatik dario”, de Gontzal Mendibil eta Xeberri, es uno de los discos que cuenta con más probabilidades de encontrarse en la discoteca de los veteranos que en la década de los setenta estaban comprometidos con la canción euskaldun y el destino de Euskal Herria. “Kapitalismoa” se convierte en un himno, un texto y una melodía que hoy continúa transmitiendo un sentimiento inacabado, al margen de ser un texto comprometido y poseer una melodía afortunada. Por otra parte, “Bagare” es una de las canciones más populares, incluso entre jóvenes, del repertorio vasco de autor. No obstante, “Zaurietatik dario” no es solo el esplendor de dos canciones: también describe la estética de una época desde su explícita y conmovedora portada a la estructura vasca de canciones reflejo de un tiempo crispado, duro y con mucho olor a franquismo. Aporta asimismo una interpretación vocal definida, inequívoca en su procedencia. Los ponderados arreglos referencian las señas de identidad de un álbum guiado por el folk. La reedición de Elkar en compacto recompone una ausencia digital demasiado evidente.

Cuarenta años de franquismo y cuarenta años que ha cumplido «Zaurietatik dario», testigo del fascismo más puro. ¿Qué recuerda de esos años?

Así es, el disco salió en enero de 1976 y lo grabamos en Madrid, justo cuando Franco estaba agonizando. Creo que le enviamos nuestras fuerzas para que descansara de una vez después de lo mucho que jodió. Los años 1975 y 1976 fueron años de ilusión y esperanza aunque fueran muchas las cosas que estaban prohibidas, muchos presos con largas condenas...; pero la caída del franquismo se veía venir, había ímpetu y efervescencia en la calle, una fuerza brutal que trasladaba la idea de que cualquier barrera se podía romper. Se organizaban kantaldis a diario. Y Galeuskas en los que participábamos cantantes catalanes, gallegos y vascos. Y una solidaridad, apertura y movimiento que luego se deshizo. Recuerdo cantar en 1976 en ciudades como Madrid, Sevilla, Salamanca..., o en el Galeuska de Bellaterra en Barcelona. En la época actual casi sería imposible, porque la Constitución a lo único que dio alas es a la España uniforme. Se olvidó de la periferia y de las otras culturas, de hecho lo de la “España una grande y libre” todavía es un hecho, la libertad del pensamiento, claro.

El disco se abre con una de las más populares de la canción euskaldun «Kapitalismoa», del fallecido Jesus Mari Markiegi en texto y música. ¿Cómo conocieron la canción?

Jesus Mari Markiegi “Motriko” nació en Arrasate. Era militante de ETA y murió en mayo de 1975, tras un tiroteo en una emboscada de la Guardia Civil en un caserío de Gernika. Tenía tan solo 19 años. No sé cómo llegó la canción a nuestras manos, pero me pareció muy significativa y clarificadora. Se convirtió en otro de los himnos del momento.

El escritor y euskaltzale Bittor Kapanaga, otxandiarra que moría en 2011 e impulsor de profundas teorías sobre el euskara, es el autor de la mayoría de textos del disco. Una contribución de peso.

Puedo decir que fue mi maixu en muchos sentidos. Algún día se le reconocerá a Bittor su contribución y su labor meritoria en el pensamiento y trabajos de investigación sobre euskara. Joseba Sarrionandia le llamaba nuestro druida, otros que le conocieron le apodaban: aztia (brujo). Para mí era nuestro Sócrates euskaldun. Posiblemente en un par de años salga mi ensayo novelado dedicado a su persona y a su labor, su conocimiento. Plasmaré en ella nuestras largas y profundas conversaciones en años de encuentros cercanos. Pasé con él la noche de despedida en el Hospital de Gasteiz. Bittor es la esencia pura del pensamiento euskaldun.

¿Cómo surge el encuentro con Javier Castillo Miota «Xeberri», para este disco. Uno de Zeanuri y otro de Durango?

En aquellos tiempos (1970-1974) se celebraba el Concurso del Abra, en el cine Abra de las Arenas, una especie de operación triunfo de la música euskaldun. El premio era la posibilidad de editar tu primer disco. Creo que en 1970 ganó Estitxu, después Natxo de Felipe, Xeberri, y en el 74 yo. Teníamos que presentar dos canciones inéditas. Ese festival te daba la oportunidad de darte a conocer. Y así empiezo a cantar como telonero en algunos conciertos de Oskorri, o junto a Xabier Lete, Lourdes Iriondo, etc. Recuerdo mi primer concierto en Bilbao en la sala teatro del Colegio Santiago Apóstol, año 74. A Xeberri le conocí un año más tarde. En 1975 intentamos hacer una especie de Ez Dok Amairu bizkaitarra, porque la canción euskaldun tenía más peso en Gipuzkoa. Aquí el referente era Oskorri. Nos reunimos unos cuantos: Lupe, Miren Aranburu Oihartzunak, Xeberri con idea de hacer algo estético y productivo, pero la cosa se quedó ahí. El alma máter del grupo, un bertsolari-poeta de mi pueblo, Sebas Angoitia tuvo que marcharse al exilio y se paralizó todo. Después de esos primeros encuentros surgió el dúo Gontzal Mendibil eta Xeberri. En 1975 no paramos de actuar y antes de ir a grabar la gente ya se sabía nuestras canciones. No es de extrañar que en seis meses se vendieran más de 25.000 discos.

«Bidari» es otra de las canciones más contagiosas de este disco, ¿es casual las semejanzas con Pantxo eta Peio?

Somos producto de lo que uno vive y siente en cada momento. Recuerdo que además que mi inquietud por la canción mensaje-protesta y de crítico que fui y creo que lo seguiré siendo siempre, la vena estética y primordial orientada a cuidar la letra. “Bidari” es como “Caminante no hay camino de Machado,” Una proclama del momento, “quien me seguirá en el arduo camino/ los lobos aúllan alrededor/ digo palabras, las reúno, las canto/¡ay si al menos pudiéramos caminar juntos!”.

«Bagare» cierra disco y pasa a la historia.

Se compuso en un caserío de Olaeta (Aramaio). Posiblemente sea mi canción más conocida. Recuerdo que la hicimos en torno al fuego bajo. Era un día de diciembre del 74, Bittor con su pluma y yo con la guitarra. La reivindicación del euskara es y era una constante, y muy significativa la letra, los distintos dialectos y forma de decir bagare. Tanto la letra como la melodía va muy acorde con el sentir popular de reafirmación de nuestra lengua y cultura y de remarcar nuestro compromiso por el euskera y la cultura vasca.

La portada es inolvidable, de dónde procede.

Después de un concierto multitudinario en el frontón de Donibane Lohitzune en el verano de 1975, estuvimos de cena en casa de unos refugiados, y allí en una pared vi esa imagen, que me impactó de inmediato. Pedí permiso para que fuera la portada del disco y nos lo dieron.