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Siria, «la crisis más cruel en los últimos 25 años desde el genocidio de Rwanda»

A excepción del genocidio de Rwanda en 1994, las atrocidades que se cometen diariamente en Siria son las peores que se han perpetrado en el mundo en el último cuarto de siglo, según el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rupert Colville. Los bombardeos, incluido un posible ataque químico, continuaron ayer en Alepo.

«No creo que nadie tenga ninguna duda de que lo que pasa en Siria de forma constante son crímenes de guerra y muy probablemente crímenes contra la humanidad. Hace 25 años que hago este trabajo y, a excepción del genocidio de Rwanda, no ha habido ninguna crisis peor, más cruel, más devastadora de lo que pasa hoy en Siria», afirmó el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rupert Colville.

Colville lamentó que uno de los peores aspectos de la situación es el hecho de que «la gente se ha acostumbrado al horror. Vemos diariamente casi en directo como masacran a una población. Es difícil describir la catástrofe humanitaria que ocurre diariamente en Siria».

Sobre el terreno, varias personas sufrieron ayer síntomas de asfixia por un supuesto ataque con gas cloro contra el este de la ciudad siria de Alepo,

El portavoz de la Defensa Civil Siria en Alepo, Ibrahim al-Hach, cuya organización presta labores de rescate en áreas bajo control insurgente, relató que cuatro barriles de explosivos que contenían gas cloro lanzados desde helicópteros impactaron en los distritos de Al-Qataryi y de Dahrat Auad, situados en la mitad oriental de Alepo, rodeada por el Ejército. Según sus datos, al menos quince personas sufrieron síntomas de asfixia, entre ellas dos menores y varias mujeres. Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) agregó que seis miembros de una familia fallecieron el domingo afectados por un bombardeo con gas cloro en el distrito Al-Sajur, también en el este.

El pasado día 15, los ataques se reanudaron con gran violencia en la parte oriental de la ciudad, en una acelerada ofensiva del Ejército en la que al menos 145 personas han muerto y cuatro hospitales han sido destruidos por los bombardeos. Algunos centros sanitarios todavía seguían abiertos, pero sin medios. Los heridos son tratados en condiciones muy precarias en improvisadas salas subterráneas e incluso en portales de edificios.

Ante el aumento de la violencia, más de un centenar de familias –unas 250 personas– intentaron abandonar el barrio de Bustan al-Basha, en el sector norte de la mitad oriental, en dirección a Al-Sheij Maqsud, en poder de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una milicia kurdo-árabe. Pero a su llegada al cruce entre los barrios, facciones islamistas como los Libres de Sham, Nuredín al-Zinki y la brigada Sultán Murad les impidieron cruzar y les atacaron, según denunciaron las FSD.