La “Caravana de Coraje” comenzó con consignas como «Sin papeles y sin miedo» y la popular «Sí, se puede», entonadas por un grupo de jóvenes que recorrieron el martes por la noche las calles de Wall Street, en Nueva York, ante el asombro de los peatones. El grupo, con una bandera de EEUU, y encabezado por César Vargas, primer inmigrante en situación irregular que obtuvo una licencia de abogado en Nueva York, inició así su viaje a Washington, a donde llegará hoy, con varias paradas en el camino en las que se reunirán con estudiantes y familias en situación irregular.

Algunos son beneficiarios de iniciativas de Barack Obama como el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), conocidos como «soñadores», un plan que a beneficiado a unas 800.000 personas y que Trump ha dicho que revocará.

«No nos empujarán nuevamente a vivir en las sombras», afirmó Hina Naveed, joven musulmana de Pakistán, que se benefició del DACA y ahora trabaja como enfermera.

La marcha, a la que se unirán progresivamente jóvenes de otros puntos, tiene el propósito de pedir a Obama, que termina su segundo mandato en enero, que detenga las deportaciones.

«Tenemos miedo, pero no vamos a dejar que el miedo nos gane. Vamos a luchar por nuestros sueños y asegurarnos de el mensaje le llegue a Trump, y al presidente Obama pedirle que pare las deportaciones, reúna a las familias que han sido separadas y cierre las prisiones privadas (de inmigración)», afirmó.

Empresa mexicana

Cementos de Chihuahua, empresa mexicana participada en un 23% por Cemex, está dispuesta a tomar parte en la construcción del muro en la frontera entre México y EEUU que ha prometido Trump. «No podemos ser selectivos», comentó su presidente y consejero delegado, Enrique Escalante, a Reuters, donde añadió que «somos un productor importante en esa zona y tenemos que respetar a nuestros clientes en ambos lados de la frontera», en referencia a la posibilidad de que su empresa proporcionase los materiales para construir el muro.

Dos mujeres en el nuevo equipo de Gobierno

Donald Trump añadió ayer a las dos primeras mujeres de su equipo de Gobierno: la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, para representar a EEUU ante la ONU, y la multimillonaria Betsy DeVos, como secretaria de Educación.

Haley es una republicana «moderada» y «dialogante», cercana al establishment en Washington, que «ha probado su capacidad para unir a la gente sin importar su procedencia o afiliación política». De 44 años, se opuso a Trump durante el proceso de primarias del Partido Republicano, apoyando primero a Marco Rubio y luego a Ted Cruz, pero su nombre sonó como posible compañera de fórmula de Trump.

DeVos, de 58 años, es una ferviente partidaria de la educación privada y una de las grandes donantes del Partido Republicano. En Michigan, de donde procede, se ha distinguido por su activismo a favor de la «elección escolar», un modelo que aboga por becar con fondos públicos a los alumnos que quieran estudiar en colegios privados y que no puedan pagárselo.GARA