Raimundo Fitero
DE REOJO

Apartados

Nadie puede decir que no le han hecho una inocentada. O varias camufladas en unos presupuestos o en un programa de gobierno. Si se mira con un prisma multicolor la realidad social y política en la que vivimos todo parece una Gran Broma. Trump es presidente, su Gobierno es ultra, sin matices, Putin está contento y China sigue comiéndose las materias primas como si fueran gominolas. Pero nos preocupa si hemos aumentado de peso cuando hay miles de niños en las fronteras de nuestra Europa sorbiéndose los mocos y pasando frío. Todo está descompuesto y nadie puede asegurar que existan todas las piezas del puzzle.

Todo se ha compartimentado, fragmentado, creando sensaciones falsas de autonomía, pero si se sigue la pista del perfume o del dinero, se verá que parece todo bastante bien engarzado, que para que en unas casas haya alegrías debe haber cerca o lejos miseria y desesperación. Que las desigualdades se agrandan, que nos abotargamos y que confundimos la calceta con la gaceta. Vivimos en apartados sociales y económicos que nos apartan de la globalidad. Nuestros barrios se han reducido a unos cientos de mensajes que repetimos de manera automática creyendo que así nos comunicamos.

Es difícil desbrozar entre los magmas intoxicadores aquellas posibilidades de cambio o de alivio de una situación tácita. Aunque de momento vemos como un concejal catalán va en furgón policial detenido para declarar ante la Audiencia Nacional por desobedecer civilmente. Lo que sí se sabe es que se pide rendición incondicional. Y se jactan y lo proclaman sin reparos con una actitud cínica digna de la mejor partida de mus. No hay proceso de paz ni por asomo piadoso, ni por mandato democrático ni siquiera por estrategia ferroviaria. Lo de Colombia desde aquí suena a realismo mágico.