Andoni LUBAKI
Alhucemas
REVUELTA POPULAR EN EL MARRUECOS AMAZIGH (II)

LOS DISCÍPULOS DE ABD EL-KRIM VUELVEN A DESPERTAR EN EL RIF

Desde la anexión del antiguo protectorado español al reino marroquí, la región del Rif ha vivido varias veces tensiones como las de los últimos meses. Sin apenas eco mediático internacional, los activistas rifeños toman cada vez más peso entre la población local.

No tengo miedo a nada», afirma Asouik Riduan. Este pintor de 56 años es natural del Rif, aunque cursó estudios de Bellas Artes en Madrid. Su activismo va más allá de su regional natal. «Ayudé activamente cuando cerraron ‘Egunkaria’», recuerda con gesto de satisfacción. En una de las concentraciones que hubo tras la muerte del pescador Mouhcine Fikri, propuso pintar el “Guernica” de Pablo Picasso y exponerlo en la plaza Mohamed VI de Alhucemas, bautizada desde entonces con el nombre de Plaza de los Mártires. «Tuve que explicar a la gente lo que significaba este cuadro ya que la mayoría no tenía ni idea de la existencia de esta obra», señala Asouik.

Fue en la Plaza de los Mártires donde cogió el altavoz Nasser Zafzafi, quien a sus 38 años se ha convertido en la cara visible de las protestas. De complexión fuerte, bien pudiera resultar una radiografía del rifeño medio: en paro (como el 60% de los habitantes de la comarca), fracasó en la apertura de un pequeño negocio de venta de teléfonos y tuvo varios empleos temporales. Hasta que estallaron las protestas.

Entrevistarse con él no es difícil, pero hay que tomar medidas para que el Majzén (Gobierno corrupto en la sombra) no intervenga. No es una entrevista clandestina. La entrada al local donde se realiza está a la vista de todos. Rodeado siempre de sus estrechos colaboradores, se mueve cautelosamente en Alhucemas, a sabiendas de que su presencia atrae miradas. Es un rostro conocido. La entrevista se realiza en la segunda planta de una céntrica cafetería y tanto los entrevistadores como el equipo de entrevistados graban todo desde el inicio. «Es para evitar malentendidos y malinterpretaciones», dice Mohamed Redda, traductor. «Hemos tenido malas experiencias con la prensa extranjera», añade este joven profesor de castellano. «Dieron a entender que lo que hacíamos era clandestino, y no es así», comenta Redda.

Al pedirle que se presente, Zafzafi dice que es «una persona más». Aunque no da esa impresión rodeado de sus colaboradores, insiste en ello a lo largo de la conversación: «Soy un rifeño más de origen humilde que se preocupa por lo que sucede».

Afirma no ser republicano aunque «los símbolos que se ven en las manifestaciones les representan». Se refiere a los retratos de Abd el-Krim y las banderas rifeñas, si bien deja claro que no es partidario de una república ni de la independencia. «Los símbolos que se ven de Abd el-Krim o Amezyan se llevan porque fueron grandes luchadores que insistieron en la lucha hasta la muerte. Queremos seguir su ejemplo», matiza.

Utilizan las redes sociales para difundir su mensaje y convocar manifestaciones. Se respetaron los cuarenta días de luto tras la muerte de Fikri. Después hubo una gran movilización que, según los manifestantes, «batió todos los records». Incluso la prensa extranjera pudo acercarse, cosa que en el reino marroquí no sucede a menudo. Según subraya Redda, el Majzén quiere dar «imagen de permisividad».

Tras la entrevista le pido que pose para una foto con sus colaboradores y el traductor detrás. Se niega a hacerlo. «Yo no soy líder. Soy un portavoz de lo que piensa el pueblo», remarca mientras mueve la cabeza de un lado hacia el otro. Cambio de idea y pongo a todos al mismo nivel. La luz de una bombilla ilumina más que al resto a Nasser, el cual queda satisfecho con la foto y sonríe por primera vez en toda la entrevista.

«Lo hacemos más por vuestra seguridad que por la nuestra. Nunca dejamos solo a Nasser, puede haber ataques en contra de su persona. Recibe amenazas telefónicas. No solo él, sino también su madre, y eso es lo que más le duele», relata Redda.

A los pocos días de realizarse la entrevista, nos volvemos a juntar con Asouik Riduan en una céntrica cafetería cercana a la Plaza de los Mártires. Lleva bordada la bandera republicana rifeña en su chaqueta (delito tipificado como «traición» por las leyes marroquíes). Reitera que «no tiene miedo» y que ésa es su bandera.

«No soy solo un independentista, sino un revolucionario. Este movimiento no debe ser solo del Rif, sino de todo Marruecos. Me gustaría que traspasase estas fronteras y que se extendiera a todo el mundo».

La diáspora es esencial para los activistas rifeños, tanto a nivel económico como mediático. Nabil, de 78 años, vive en Barcelona. Regentó una tienda de comestibles hasta hace poco en El Raval. De joven vivió de primera mano la represión gubernamental del 59.

«Mi hermano murió a tiros en la calle. Mi familia tuvo que exiliarse como muchas otras. Llenaron nuestras casas con árabes del Majzén y la hogra (desprecio de los gobernantes árabes hacia el pueblo llano) se incrementó. No puedes decir que eres republicano porque entonces pueden actuar directamente contra ti. Estoy convencido de que todos los manifestantes lo son, pero no pueden decirlo. Ya es bastante salir a la calle a protestar y volver ilesos. El Majzén empezará a represaliar en silencio a todo ese movimiento de protesta; echará la culpa a ladrones y demás escoria. Tiempo al tiempo».

El 25 de diciembre, en una manifestación en Nador, contrarios a los movimientos rifeños o seguidores del rey Mohammed VI («es igual una cosa que la otra», sostiene el pintor Asouik en la cafetería) intentaron acuchillar a Nasser. Sus colaboradores y demás manifestantes lo impidieron. Hubo heridos por arma blanca. No hubo ninguna referencia en la prensa marroquí, pero sí cientos de tweets mostrando las heridas y la huida de Nasser Zafzafi, escoltado. La prensa internacional tampoco se hizo eco de la noticia, pero los mensajes enviados a través de Twitter fueron traducidos a varios idiomas por activistas de la diáspora rifeña.

 

Región problemática para el reino alaui

Protectorado español desde 1912 hasta 1956, el Rif siempre opuso resistencia a la colonización extranjera de sus tierras. El Gobierno español impuso un sistema caciquil en el que varios líderes locales eran nombrados gobernantes regionales aun cuando el verdadero poder recaía sobre la potencia colonial. Varias tribus de la zona de Alhucemas se mostraron desde el principio hostiles tanto a esos jefes locales (que mostraban su pleitesía al Estado español) como a los colonos. Una de esas tribus era la Beni Ouriaghel. Desde tiempos anteriores a la firma entre españoles, franceses y el reino marroquí de los tratados que dieron origen al protectorado, los Beni Ouriaghel rechazaron cualquier tipo de injerencia externa.

Uno de los miembros de esa tribu fue Mohamed Abd el-Krim El-Khattabi (1881–1963), quien trabajó para el Gobierno español en su juventud como traductor y periodista en el “Telegrama” del Rif. Infligió dolorosas derrotas a los españoles y franceses. Detenido gracias a la colaboración entre los Estados francés y español, fue enviado al exilio a las Islas Reunión, escapándose a Egipto en 1947. En 1956, rechazó la invitación de Mohamed V para volver al Rif con honores, ya que consideraba que su país «aún estaba colonizado».

En 1958 volvieron a desatarse las protestas en el Rif. La marginación que sufría la región por parte de Rabat y el cierre de la frontera con Argelia hicieron que la gente saliera a la calle.

A principios de 1959, la revuelta fue duramente sofocada por Mulay Hassan (quien se convertiría en el rey Hassan II). Con generales de máxima confianza (incluido Ufkir, que en los 70 sería ajusticiado por el propio monarca acusado de «traición»), utilizó la aviación para bombardear a la población civil con napalm y fósforo blanco. Desde su exilio en Egipto, Abd el-Krim instó a los rifeños a mantenerse en la lucha. En poco más de dos meses, más de 3.000 personas murieron a manos del Ejército marroquí, según fuentes oficiales. Esta masacre creó una profunda herida en la sociedad rifeña y aún hoy en las manifestaciones se hace referencia a esa época.

Desde entonces, han sido varias las veces en las que han estallado las protestas. En los 80, la respuesta del Gobierno fue desproporcionada. Aún hoy se discute la cifra real de víctimas.

Las de 2011 fueron las más multitudinarias de los últimos años. La muerte de cinco jóvenes bereberes en circunstancias extrañas (supervivientes aseguraron que fueron torturados en la comisaría de Alhucemas) no ha sido todavía aclarada.

Todo este caldo de cultivo hace que cualquier incidente con las autoridades acabe en revueltas o protestas, como las que tuvieron lugar tras la muerte de Mouhcine Fikri en noviembre de 2016. Este vendedor de pescado murió aplastado por el camión de la basura cuando quiso recoger su mercancía decomisada por la Policía. El suceso dio lugar a airadas protestas en las que se han ondeado banderas republicanas rifeñas, las mismas que Abd el-Krim utilizó entre 1921 y 1926.A. LUBAKI