Curro VELÁZQUEZ GAZTELU
gasteiz

El Ciclo del Norte analiza el flamenco desde la perspectiva de la mujer

Este año el Ciclo Flamenco del Norte estará dedicado exclusivamente a la mujer, a las mujeres cantaoras, a la relación de la mujer con el flamenco. A partir de este viernes, 20 de enero, y hasta el 1 de abril, distintas artistas nos acercarán a otras tantas formas de concebir el flamenco. Mayte Martín, Carmen de la Jara, Alba Molina, Antonia Contreras, Esperanza Fernández y Celia Romero son las protagonistas del Ciclo del Norte.

Es de sobra sabido el respeto y la admiración que todos los aficionados al flamenco de Euskal Herria le debemos al Ciclo Flamenco del Norte. Se merece una atención especial por ser el primer evento que rompió el hielo y abrió camino hace ya más de veinte años. Se apuesta por el flamenco con gusto y bien hecho. Y es que a finales del siglo XX el flamenco estaba aterrizando en el país de los vascos. Una segunda etapa, la actual, daba comienzo después de una época en la que por estos lares aún no se llegaba a entender su filosofía, concepto y entorno.

De esto hace ya más de dos lustros y desde entonces hasta ahora ha llovido mucho. No debemos olvidar que fue Enrique Morente quien, adelantándose a los tiempos, abrió la brecha en esta nueva etapa, sobre todo dirigido al público netamente euskaldun. En 1999 participó en el concierto inaugural de un proyecto que empezaba a caminar: GARA. El flamenco llegó para quedarse y así conquistar almas abiertas a nuevos encuentros.

Cabe recordar que Bilbo fue uno de los vértices importantes en lo que se refiere a los “Cafés Cantantes” del flamenco. Fue el mítico Café de las Columnas, en la capital vizcaína, abierto entre 1800 y 1912, el que rompió moldes. Artistas vascos de la talla de Antonio el de Bilbao y la donostiarra Pilar López, dos grandes de la danza flamenca, eran asiduos. En nuestro entorno, y desde principio del siglo XX, los aficionados al flamenco eran en su mayoría emigrantes sureños, y gitanos vascos. Desde Euskal Herria, queríamos saber qué había detrás de esta cultura, de sus anhelos, de ese grito de guerra que lo hace único: “el quejío”. Al fin y al cabo, el flamenco procede de los arrabales, de los desposeídos, de los de abajo, al igual que otras músicas de primer nivel: el jazz, el blues, el son cubano, el tango argentino. Unas fórmulas expresivas, reconocidas hoy por hoy como algunas de las músicas más importantes, capaces de aportar nuevos discursos.

Sin lugar a dudas, el Ciclo del Norte fue el que abrió camino en Euskal Herria. Una cita sin concesiones ni medias tintas. Una programación que le da protagonismo al flamenco de raíz, al flamenco ortodoxo. El primero en arriesgar y aceptar tal enmienda hace ya veintiún años fue Barakaldo. Al siguiente año, Gasteiz también se subió al carro. En Barakaldo se hacen los Viernes Flamencos y al siguiente día, sábado, en Gasteiz en el Teatro del C.C. Hegoalde, Flamenco Siglo XXI.

Protagonistas

Este año está dedicado exclusivamente a la mujer, a las mujeres cantaoras, a la relación de la mujer con el flamenco. Del 20 de enero al 1 de abril –fines de semanas alternos–, varias cantaoras nos acercarán distintas formas de concebir el flamenco. El flamenco comprometido y poético desde Catalunya con Mayte Martín; el cante con olor a salinas y esteros de la bahía gaditana con Carmen de la Jara; Alba Molina nos traerá el flamenco que de la mano de sus padres Lole y Manuel marcó una época en los años setenta; estará también la recién ganadora de la lámpara minera de La Unión, Antonia Contreras; el cante gitano y abierto al mundo de Esperanza Fernández; y el cante ortodoxo de Celia Romero. Cante hecho por mujeres en esta edición del Ciclo del Norte.