La explosión a las 10.30 –seis horas más en Euskal Herria– de un artefacto colocado en una alcantarilla en el barrio La Macarena de Bogotá causó al menos 40 heridos, de ellos 10 policías. Telesur informó de que el explosivo derribó una caja de telefonía y causó destrozos en varios edificios cercanos.

El ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, desmintió el fallecimiento de uno de los agentes, del que habían informado varios medios. «Condenamos atentado con explosivos. Inaceptable uso de violencia», remarcó en Twitter.

En términos similares se pronunció el alcalde bogotano, Enrique Peñalosa. «Los terroristas no nos van a intimidar. Y vamos a hacer todo lo que sea necesario para capturarlos», destacó.

El ataque se produjo en las inmediaciones de la plaza de toros de La Santamaría, en el último día de la temporada taurina, cuestión que ha generado una agria polémica en la capital colombiana. Grupos animalistas habían convocado en la zona una manifestación para exigir la prohibición de los festejos taurinos. La corrida, que no fue suspendida, estaba programada para las 15.00 horas.

No lo vinculan a antitaurinos

El comandante de la Policía de Bogotá, Hoover Penilla, enfatizó que lo ocurrido no está en absoluto relacionado «con animalistas o antitaurinos», a quienes en un primer momento acusaron usuarios de las redes sociales. Penilla aseguró que tenían sospechas de quién pudo haber colocado el dispositivo que provocó la explosión. «Esta persona se está aprovechando de estas causas –en relación a los antitaurinos–, pero no está relacionada con ellos», afirmó.

El presidente Juan Manuel Santos, quien no aventuró ninguna hipótesis sobre la autoría, rechazó vía Twitter el ataque «contra policías que garantizaban seguridad en La Macarena. Investigaciones deben avanzar para capturar a responsables». Para la tarde de ayer se convocó un Consejo de Seguridad.